“Las redes sociales mejoran la democracia, pero la auténtica democracia se hace en las instituciones”

En menos de un mes se celebran las Elecciones Nacionales, las primeras de la democracia española en las que las redes sociales son voz y, quizás, también voto. Muchos políticos ya han sabido ver la importancia de estas herramientas no sólo para difundir su mensaje electoral de forma unívoca, sino también, para conversar con la ciudadanía y escuchar qué opina el pueblo. En definitiva, Twitter y Facebook no suponen una papeleta en una urna, pero sí son un termómetro estupendo para tantear al electorado.

Aunque la relevancia de estas plataformas es incuestionable para la mayoría de ponentes en la mesa “Hiperdemocracia, rumbo a las elecciones  del 20N” -en el marco del evento Web La Conversación-, no hay que olvidar que la verdadera democracia se hace desde las instituciones. “Las redes sociales sirven ayudan a mejorar la democracia y refuerzan sus organismos, pero la democracia real  se hace en ellos”, afirmó Ramón Marcos, diputado de UPyD en la Asamblea de Madrid.

Todos los que han intervenido en el debate cuentan con perfiles personales en redes sociales, complementarios a los que utilizan las formaciones políticas a las que representan. El mensaje general es que este tipo de espacios deben gestionarse de forma propia y con la mayor honestidad posible.

“Cada político debe encargarse de sus perfiles personales en redes sociales, invertir tiempo en ellos”, asegura Cristina Cifuentes, vicepresidenta en la Asamblea de Madrid por el PP.  “Y si se decide optar por un community manager, siempre se debe comunicar que hay otra persona suplantando nuestra identidad”, matiza.

Pedro Zerolo, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid y secretario de Movimientos Sociales, considera que hoy en día los políticos que realmente están cercanos al pueblo también se desenvolverán con soltura en este mundo 2.0. “Quien está a pie de calle, también está a pie de Red”, opina. De la misma manera, Zerolo considera que quien está dialogando con los ciudadanos en las redes sociales, también debería hacerlo en la calle.

Otros de los asuntos que han ocupado el coloquio ha sido la tardía repercusión política de algunos eventos con una gran trascendencia en el mundo 2.0. Octavio Rojas, moderador de la mesa, ha puesto como ejemplo el #15m y cuestionado si los políticos no van a una velocidad mucho más lenta que la de las peticiones de la sociedad y no se sitúan en un lugar muy alejado de la realidad.

Para Zerolo, este tipo de movimientos sociales es siempre bienvenido, ya se quede en una simple manifestación del pueblo o se acaba trasladando a la esfera política con la formación de un partido. El concejal socialista cree que el 15m ha servido para “crear conciencia sobre muchas cosas que merecían ser revisadas y no sólo una crisis económica, sino también moral, ética e incluso política (parece haber acrecentado el interés de la ciudadanía en la política)”. Ramón Marcos, de UPyD, ha explicado en esta línea como su formación surgió del movimiento Basta Ya, con gran repercusión y organización a través de Internet.

El debate también ha contado con la participación de Beltrán Gambier, de Transparencia Internacional, quien ha resaltado como se ha impulsado un acuerdo con el Colegio de Abogados para que cualquier ciudadano pueda acogerse al Derecho de Información y esto es algo que incluye cualquier vía de comunicación.

En cuanto a los riesgos, la representante popular, Cristina Cifuentes también cree que aquellos políticos que deciden lanzarse a este mundo 2.0 también están “más expuestos” que el resto. “En Internet la ironía no siempre se entiende y si se puede malinterpretar se malinterpretará”. El salto inicial al social media también puede ser una tarea ardua para un política. La vicepresidenta de la Asamblea de Madrid relata como “al principio, cuando tuiteaba en un acto la gente me veía con el móvil y pensaba que estaba distraída”.

Por último, los políticos han hablado de si sus partidos les dan algunas directrices para actuar en estos medios sociales. Afirman que no, que son libres de expresarse siempre teniendo en cuenta la filosofía de su grupo, aunque reconocen que si cometen algún error pueden llegar a obtener “alguna llamada”.

Alberto Payo

Redactor jefe de ITespresso.es. Comunicador audiovisual y periodista digital desde hace más de una década y tecnológico desde hace casi 7 años. Dentro de las TIC, interesado por la movilidad, las startups, los emprendedores y las apps. Fuera de ellas, aficionado al cine, la fotografía, los cómics, los viajes y los monólogos.

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