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Albert Cañigueral: “El consumo colaborativo también acabará transformando la sanidad y la educación”

Los usuarios de Internet han traspasado la frontera. Hace diez años eran consumidores pasivos, pero gracias a las redes sociales, la crisis económica y el aumento de la conectividad se han transformado en  internautas activos y proactivos que comparten información y recursos y ofrecen sus propios productos y servicios. Aunque plataformas como Uber, Airbnb o Blablacar se han convertido en polémicas por las protestas de los sectores tradicionales y las multas de las administraciones durante los últimos meses, la era del consumo colaborativo lleva en danza desde hace años. Albert Cañigueral fue uno de los primeros en notar que algo estaba cambiando. En 2011 creo el blog Consumocolaborativo.com y ahora acaba de publicar el libro Vivir con menos, centrado en el fenómeno de la llamada ‘sharing economy’.

– Cuando aún nadie hablaba de este tema, tú ya llevabas varios años escribiendo de él en la web consumocolaborativo.com ¿Cuándo te diste cuenta de que esto de la economía colaborativa no era una moda pasajera e iba encaminado a convertirse en una tendencia para los consumidores?

– Leyendo los primeros textos de referencia “What’s mine is yours” (Rachel Botsman), “The Mesh” (Lisa Gansky) y los blogs de Shareable.net (Neal Gorenflo) y ConsoCollaborative.com (Antonin Léonard) vi claro que esto era una tendencia para quedarse. El artículo de Time Magazine donde se identifica el consumo colaborativo como una de las 10 ideas que va a cambiar el mundo fue lo que me confirmó mis sospechas.

– ¿Qué servicios de consumo colaborativo utiliza habitualmente o ha utilizado Albert Cañigueral?

– En Barcelona Bicing, Wallapop, Uber,  SocialCar, trabajo en un coworking (MOB), he aportado en varias campañas de crowdfunding, he prestado dinero en plataformas P2P y viajando he usado Airbnb, Couchsurfing, BlaBlaCar y EatWith. Me gusta experimentar de primera mano acerca de aquello que hablo

– ¿Es el consumo colaborativo un modelo económico híbrido entre capitalismo y comunismo? No deja de ser una tendencia que aboga por el consumo, pero compartiendo recursos.

– En muchos ámbitos los híbridos se están convirtiendo en la nueva normalidad. Cada vez resulta más complicado definir las cosas en términos de blancos y negros. Estamos en un escenario nuevo que cuesta de describir y tendemos a intentar hacerlo mediante lo que conocemos del pasado pero siempre faltan matices importantes. Por ejemplo en el tema del comunismo hay planificación central y jerarquía, justo lo contrario de lo que ocurre en la economía colaborativa. Como comenta Rifkin en su libro lo que estamos viviendo ahora es más un híbrido entre el capitalismo y el procomún colaborativo.

– ¿Hay un punto de encuentro para Uber y los taxistas o para Airbnb y el sector de la hostelería? ¿Estás a favor del pago de tasas o impuestos por parte de estos servicios? ¿Y del establecimiento de seguros y garantías?

– Seguro que hay puntos de encuentro. Lo que está haciendo el consumo colaborativo es poner en tela de juicio algunas de las regulaciones existentes en sectores fuertemente regulados.  Yo ya he escrito en más de una ocasión que la economía colaborativa y la economía tradicional están condenadas a entenderse. En el mundo de la hostelería el caso de BeMate es un ejemplo de ello, en el caso del carsharing BlueMove coche de barrio es otro buen ejemplo, etc.

Evidentemente que para el consumo colaborativo pueda seguir evolucionando y madurando se requiere de seguros, garantías, pago de impuestos, etc. De todo ello hablamos hace pocos días en un debate en la OCU sin ir más lejos (http://www.ocu.org/organizacion/contacto/encontrar-eventos/consumo-colaborativo)

– ¿Va este trueque entre ciudadanos contra el libre mercado?  Hay muchas startups que ya están naciendo a la sombra de tendencia, pero ¿cuántas empresas tradicionales podrían ver sus negocios peligrar si los ciudadanos son tanto oferentes como demandantes?

– Ni mucho menos, además hay informes de la Autoritat Catalana de la Competencia y declaraciones de la CNMC  destacando lo favorable que es el consumo colaborativo en términos de competencia y el libre mercado.

Como he comentado antes estamos ante un cambio de paradigma y eso implica que muchos negocios van a tener que replantearse su papel en el conjunto del sistema, de ello hablo ampliamente en el último capítulo del libro. Algunos negocios pueden resultar redundantes y desaparecer al igual que ha pasado con otras innovaciones tecnológicas y sociales a lo largo de la historia de la humanidad.

– ¿Están empezando a dar las pymes tradicionales a entender este nuevo modelo de economía colaborativa y ofrecer opciones de este tipo a sus clientes?

– Las pymes probablemente aún no mucho. Los ejemplos que hemos visto vienen de empresas de mayor tamaño y sobretodo mediante acuerdos con algunas de las startups del sector (Kia con BlueMove para Coche de Barrio, Patagonia con eBay, Lufthansa con HomeExchange ) y también creando sus mercados de segunda mano como Trocathlon (Decathlon) o Bricocasión (Leroy Merlin). Es un principio.

– ¿Por qué fuera de casa empezamos a usar servicios de consumo colaborativo, pero dentro cada miembro de la familia tiene su propio tablet, ordenador, reproductor Mp3 o cámara de fotos?

– Como indico en el libro “no se trata de que no compres nada sino que no tengas que comprarlo todo”.  Si estos gadgets de uso personal te resultan necesarios porque se hace un uso intensivo (y con mucha información personal) pues no son susceptibles de ser compartidos. El que parece más discutible puede ser el reproductor MP3 y especialmente la cámara de fotos al que probablemente solo demos un uso muy puntual.

– ¿Hacía falta una crisis de esta magnitud para que los españoles no se avergonzaran de consumir o comprar productos o servicios de segunda mano?

– La crisis ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero la “vergüenza”o estigma acerca de compartir y la segunda mano  la hemos perdido durante los últimos 10 años en Internet. Ahora simplemente lo estamos trasladando fuera del espacio digital.

– Cítanos alguna plataforma de consumo colaborativo de otro país que te haya llamado poderosamente la atención por el tipo de servicio que manejan o el público al que se dirigen.

– Me gusta mucho peerby.com por su manera de gestionar el servicio (empezando por la demanda y no por la oferta). En un ámbito similar también es muy interesante yerdle.com con la misión de reducir el consumo de bienes un 25%. Etsy también es otro ejemplo muy destacable.

– Como autor, pero también como defensor de la ´sharing economy´ ¿en qué lugar te posicionas en referencia a los nuevos modelos colaborativos que están surgiendo en torno a los libros? En consumocolaborativo.com citáis varios ejemplos en vuestro directorio como Lendle.me o BooktoBook. Personalmente y sinceramente, ¿te parecería bien que unos cuantos usuarios se juntaran para comprar una sola copia de tu libro en lugar de varias? ¿Qué te parecen ideas como el Bookcrossing?

– El paso del modelo de producto a servicio (como en el caso de la música con Spotify) es imparable cuando digitalizamos los contenidos, por lo tanto estoy totalmente a favor y lo veo como un modelo de presente y de futuro. Yo al final del propio libro y en los artículos que he puesto en el blog sobre el mismo animo a los lectores a compartir sus copias y sobre todo a compartir las ideas y dudas que les genere la lectura del libro. La copia digital también ha reducido al máximo su precio situándose por debajo de los 3€. Lo mismo con BookCrossing donde la propia editorial liberará varias copias del libro en las próximas semanas.

– ¿Qué sectores tradicionales crees que acabará transformando el consumo colaborativo en cinco años?

– Es el efecto de internet fuera de internet, por lo tanto todos los sectores en menor y mayor medida son susceptibles de transformarse. Está claro que la movilidad, el turismo y las finanzas ya se han transformado. La salud y la educación parecen ser los siguientes en la cola.

¿Qué otros sectores y actividades tienen mayor probabilidad de verse afectados, en el corto plazo, por la colaboración directa entre los ciudadanos? Sin duda, aquellos donde hay intermediarios redundantes cuya función se limita a menudo a crear una escasez artificial, dificultando el acceso al producto o al servicio.

Alberto Payo

Redactor jefe de ITespresso.es. Comunicador audiovisual y periodista digital desde hace más de una década y tecnológico desde hace casi 7 años. Dentro de las TIC, interesado por la movilidad, las startups, los emprendedores y las apps. Fuera de ellas, aficionado al cine, la fotografía, los cómics, los viajes y los monólogos.

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