Estos días Brasil es el centro del mundo (del balompédico al menos). La selección más laureada del mundo juega el Mundial en casa y todos miran al país de la samba y del jogo bonito. Brasil es una de las primeras potencias futbolísticas del mundo, pero también una economía emergente que aspira a aprovechar el tirón del Mundial de Fútbol y los próximos Juegos Olímpicos para ganar puestos en el ranking de las economías mundiales.
Más allá de las materias primas -el principal sector económico hace unos años-, Brasil está apostando por la industria innovadora y los servicios para cimentar su desarrollo. Y como no hay innovación sin tecnología, las nuevas empresas tecnológicas son uno de los ejes del “progresso” del país.
El ecosistema de startups brasileño es el más pujante de Latinoamérica (con permiso de Chile). La financiación, tanto en capital semilla como en capital riesgo y ángeles inversores, es bastante madura y se han implantado varias incubadoras y servicios de capacitación empresarial, aunque las aceleradoras se encuentran aún en fase de desarrollo.
Brasil dispone de una gama bastante completa de instrumentos de apoyo a las startups, desde su creación hasta su expansión. Destacan la creciente intervención del Gobierno, los estados y las ciudades en el apoyo a las nuevas empresas, con programas de aceleración como Start-Up Brasil, impulsado por el Gobierno federal y 21212, o SEED, del estado de Minas Gerais. También son importantes los parques tecnológicos, que actúan como puentes entre la investigación científica y la generación de negocios.
Entre los aspectos negativos, las startups brasileñas se encuentran con trabas como el marco regulatorio y el exceso de burocracia. Para abrir una empresa se necesitan no menos de 119 días. Las deficiencias en infraestructuras –como el acceso a Internet y a espacios físicos- suponen aún una barrera importante, así como la escasez de talento, que dificulta encontrar profesionales capacitados.
Tres son los principales polos de creación de startups en Brasil. El primero, como es de esperar, Sao Paulo, con 674 empresas en la base de datos de StartupBase. Sorprende la presencia del estado de Minas Gerais, con 203 empresas, aunque programas como el referido SEED han impulsado el ecosistema en este estado del interior. Por último, Rio de Janeiro, donde trabajan aceleradoras como Estarte e inversores como Lighthouse.
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