Realmente, ya ha habido experimentos con ratas, monos y humanos controlando robots con la mente. Pero este experimento es innovador en el hecho de que el brazo robot posee hasta siete grados de libertad, lo que ofrece una complejidad no vista hasta ahora.
El mono, al comienzo del experimento, activa un botón que situa la agarradera negra en un punto aleatorio del espacio. Entonces, cuando el mono la consigue coger por medio del brazo robótico, obtiene una recompensa en forma de bebida, lo que resetea el sistema. Nuevamente, el mono pulsa el botón, la agarradera se sitúa en otro punto cualquiera del espacio y se repite lo mismo.
¿El objetivo de esto? Miembros biónicos de este estilo, pero más avanzados. Robocop está a la vuelta de la esquina. Yo solo espero que al mono no se le ocurra hurgarse la nariz, pobre bicho. — Javier G. Pereda [IEEE Spectrum]
Los usuarios denunciaban que la compañía los había rastreado incluso cuando usaban el modo privado…
El Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial financiará aquellas iniciativas que puedan solucionar incertidumbres científicas o…
Solo en el cuarto trimestre las empresas emergentes del país han levantado 1.500 millones de…
La región tiene 13 scaleups y destaca por sus empresas emergentes de salud y agrotech.
Valencia ha atraído en el primer semestre del año 30 millones de euros de inversión…
El diario estadounidense demanda a las dos compañías tecnológicas por haber usado sus contenidos para…