¿Pueden innovar las compañías de fuente abierta?

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Los costes que supone la innovación hacen que muchas compañías de fuente abierta no tengan recursos para ello.

Sin ingresos por licencias que les respalden, las compañías de fuente abierta puras parecen limitadas a imitar el éxito de los vendedores de software propietario.

Cuando se trata de vendedores e innovación, Bill Gates no duda. En una entrevista realizada por Infoworld.com durante la Professional Developer Conference (PDC), Gates destacó que no cree que “alguien que cede las licencias de forma gratuita vaya a tener un gran presupuesto en I+D para hacer grandes cosas, las cosas demasiado grandes como para hacerlas en un entorno universitario”.

Marc Fleury, CEO de JBoss parece estar de acuerdo con la idea de que crear software de calidad pasa por tener desarrolladores dedicados a ello. Define el modelo de negocio de su compañía como de “fuente abierta profesional” y se enorgullece de tener contratados a programadores que trabajan a tiempo completo en código de fuente abierta. Pero, ¿puede el modelo de negocio de fuente abierta clásico proporcionar la clase de ingresos necesarios como para soportar verdaderas innovaciones?

No pueden hacer dinero regalando los productos, pero sí vendiendo soporte y servicios alrededor de ellos, y esta es la manera en la que muchas compañías de fuente abierta, incluida JBoss, están obteniendo beneficios. Los clientes pueden descargar el código de forma gratuita, pero si quieren ayuda cuando las cosas empiezan a fallar, entonces tienen que pagar.

Las compañías de fuente abierta puras son un negocio de mantenimiento preventivo. Ofrecer una distribución Linux, por ejemplo, significa lanzar parches de seguridad, ofrecer soporte para la instalación, realizar test de compatibilidad, crear documentación. Y la compañía apuesta porque cada uno de los clientes quiera tener acceso a todas estas cosas. Pero si sólo quiere el software, entonces no deberían pagar nada.

Y mientras que el cliente no paga nada, el vendedor tiene que correr con sus costes de desarrollo: preparar nuevas versiones, añadir las características más solicitadas, y todo ello cuesta dinero.

Añadir nuevas características no significa innovación. La innovación exige tomar riesgos. Innovación significa I+D. La innovación es cara. Llegados a este punto, tendríamos que darle la razón a Bill Gates. Sin los ingresos adicionales de la cuotas de licencias, las compañías de fuente abierta puras tienen dos opciones: cobrar por el soporte más que las compañías de software propietarios, u olvidarse de la innovación.

Desde este mismo instante, tendríamos que preguntarnos si esta situación es realmente mala. Porque a partir de este momento el futuro vislumbraríamos la industria del software para los próximos diez años: una compañía propietaria aparece con una idea innovadora que tiene éxito y que posteriormente es duplicada por la comunidad de fuente abierta; eventualmente la versión de fuente abierta madura, tiene éxito y empieza a extenderse; los clientes tiende, con el tiempo, a optar por la opción de menor coste; pero mientras se produce esta imitación y extensión, el mercado ya ha recibido una nueva idea innovadora, que también tendrá éxito, lo que llevará a la comunidad de fuente abierta a duplicarla? y así sucesivamente.

Bill Gates dijo a CNet, “La industria siempre será una mezcla de software gratuito y comercial”. Y si el mismísimo Gates está conforme con ello? ¿no será también lo suficientemente bueno para nosotros?

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