¿Quién quiere a AMD?
Muchos inversores juegan con la posibilidad de que algún grupo de capital riesgo, o incluso la propia IBM, compren el fabricante de chips.
Las acciones de Advanced Micro Devices, más conocida como AMD, subieron ayer un 6,7 por ciento en medio de nuevos rumores sobre la posibilidad de que algún gigante del sector de la informática quiera comprarla. Pese al avance de ayer en la bolsa, en lo que va de año las acciones de AMD han caído un 23 por ciento, haciendo más barata la compañía, y estimulando la imaginación de quienes especulan con una adquisición.
Muchos inversores juegan en los últimos meses con la posibilidad de que algún grupo de capital riesgo, o incluso la propia IBM, compren a la que es la principal competidora del rey del mercado de los microprocesadores para ordenadores personales -Intel-, y la segunda fabricante de estos chips en el mundo.
Algunos analistas restan credibilidad a estos rumores, y mientras el portavoz de AMD se quita de en medio y declina el ofrecimiento de hacer cualquier comentario, el portavoz de IBM, John Bukovinsky, afirma lacónico que su compañía simplemente no comenta rumores.
Como cualquier otra habladuría, ésta parece tener una base débil: AMD e IBM van de la mano en un programa de investigación y desarrollo de nuevos microprocesadores.
Respecto a los grupos de capital-riesgo, hay precedentes que hacen verosímil la idea. Como la compra que Blackstone Group LP llevó a cabo el pasado año sobre Freescale Semiconducto, un fabricante de semiconductores por la que pagó 17.600 millones de dólares el pasado año (unos 13.360 millones de euros).
Sin embargo, los analistas destacan que el atractivo de Freescale y otras compañías similares estaba precisamente en su capacidad de generar caja, una condición que no se da con AMD, que arrastra todavía el peso de haber comprado el año pasado ATI por 5.400 millones de dólares (unos 4.100 millones de euros), y que está inmersa en un ambicioso plan de inversión en nuevas plantas de fabricación de componentes. El mercado, pese a todo, considera posible una compra. Y sigue coqueteando con la idea.