Hay historias que nunca se cuentan y otras que parece que son las únicas que existen, las que Hollywood prefiere porque sabe que funcionan y porque, al fin y al cabo, son una buena materia prima para hacer cine atractractivo y a veces también bueno. Una de estas historias clásicas es la del hombre (o mujer, pero casi siempre hombre) que se hace a sí mismo. Encontrar las similitudes con el mundo del emprendimiento es sencillo, ya que los protagonistas, con todas sus faltas y defectos, son emprendedores. Aunque sea solo emprendedores en la vida.
Muchas de esas películas se centran de forma específica en el mundo empresarial y de los negocios. El arco narrativo es muchas veces similar: un protagonista con un buen trabajo en una gran empresa que lo deja todo para arriesgarse y perseguir sus sueños, montando su propio pequeño negocio. “Estás loco”, le dicen todos, pero al final casi siempre gana.
Otras veces se parte de cero o de bajo cero, de la desesperación que obliga a agudizar el ingenio. Hay despidos como punto detonante, iluminaciones nacidas en los bajos fondos. El camino del emprendimiento no es nunca sencillo y en algunas ocasiones los medios seguidos para alcanzar el éxito no son precisamente recomendables. Pero sí hay una actitud de fondo, la de creer en algo y arriesgarse para apostar por esa idea que es fácilmente extrapolable a cualquiera que esté montando una startup.
Están las películas relacionadas directamente con el mundo de la tecnología, como los clásicos “Piratas de Silicon Valley” o “La red social“, y las que se escapan de todo, como “Nightcrawler“. Están las que llevan el “fake it ’til you make it” a un extremo algo cuestionable, como “Atrápame si puedes” y las que nos presentan a protagonistas libres de maldad o pensamientos oscuros, como “En busca de la felicidad”. Mucho drama y mucha comedia, además de muchos documentales.
En este caso dejamos los documentales de lado porque dan para otra lista de imprescindibles (empezando por los que lo dejan todo claro en el título, como “Startup.com” o “The Startup Kids”) y nos vamos a la ficción más pura -en algunas ocasiones, eso sí, basada en hechos reales. Encontrar lecciones de emprendimiento en estas películas es tan fácil que es hasta recomendable verlas con lápiz y cuaderno. Feliz visionado.
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