¿Cómo ha cambiado la ropa interior en los últimos años? ¿Y la experiencia de compra? Cada vez más emprendedores parecen convencidos de que estos cambios no han sido los suficientes y que, desde luego, no están a la altura de todo lo que ha avanzado la tecnología. Si a estas alturas la mayoría de las mujeres usan una talla equivocada de sujetador y los hombres, parece decir todo el marketing, odian tener que ir a comprar calzoncillos, es que algo va mal y que hay mucho espacio para la mejora.
La oportunidad de negocio está ahí y son muchas las startups que se han lanzado al mundo de la ropa interior, un universo lleno de retos e ideas, girando normalmente entorno a estas líneas de mejora: la experiencia de compra (hacer que sea fácil y cómo hacerlo online), el diseño y los tejidos, y la posibilidad de introducir funcionalidades nuevas en este tipo de prendas.
En el tema del ecommerce son varias las startups que están intentando no solo que las mujeres se atrevan a comprar sujetadores online, sino que logren hacerse con la prenda perfecta. Para ello, se valen de métodos como una app móvil con la que las usuarias suben selfies de su pecho (ThirdLove) o un sistema de crowdsourcing que recomienda sujetadores tras decir cuáles son los perfectos que ya hay en el armario (Brayola).
En el caso de la ropa interior masculina, la mayoría de las startups se centran en hacer que los hombres puedan desentenderse del tema de tener que ir a comprarla. Cajas de suscripción (ManPacks), tiendas online que se centran en un diseño que va un paso más allá (Mack Weldon), o la española Baravento, que ha dado el paso de tienda online a tener ya cuatro tiendas físicas en España.
Después están las startups que quieren darle a la ropa interior funcionalidades extra gracias al uso de la tecnología: Thinx, con bragas que absorben la sangre de la menstruación; OmBra, sujetadores deportivos que miden ritmo cardíaco, respiración y otros valores biométricos; o HealthWatch, con camisetas interiores que realizan electrocardiogramas al usuario.
El boom de este tipo de startups se nota también en los números: los inversores están empezando a interesarse por este tipo de empresas, que cierran rondas de recaudación millonarias y que ya mueven una importante facturación. El negocio está ahí, ya que solo en Estados Unidos el de la ropa interior es un mercado de más de 15.000 millones de dólares anuales, según Bryan Lalezarian, CEO de MeUndies. ¿Marcarán estas startups nuestra relación con la ropa íntima en el futuro?
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