Hay dos tipos de emprendedores: los que se lanzan al mundo de las startups tras una temporada en el paro, y los que se tiran a la piscina cuando todavía tienen trabajo. Los primeros tienen esa presión de tener que empezar a generar ingresos cuanto antes; los segundos estarán más tranquilos económicamente hablando, pero necesitarán dosis extra de energía para ser capaces de dedicarse a ambas tareas. La posibilidad de dejar el trabajo estará siempre presente, pero llega un momento en el que se convierte en una necesidad. ¿Estás ahí? ¿No aguantas más y estás a punto de entregar tu renuncia? Asegúrate de que tienes los deberes hechos.
1. Planifica y ahorra. Una de las ventajas de haber mantenido el trabajo más tiempo es que permite ahorrar para tener un colchón económico que te mantenga durante los primeros meses volando solo. Para esto, es clave tener un plan: empezar a ahorrar en serio en el momento en el que decides lanzar tu startup y darte tiempo antes de dejar tu trabajo. Cuanto más aguantes, más ahorrarás.
2. Prueba tu modelo de negocio. Es el momento de hacer pruebas y asegurarte de que ese modelo de negocio que has escogido realmente funciona. Si te das cuenta de que algo va mal o de que no has escogido un modelo de negocio realmente adecuado con tu startup, estás a tiempo de hacer un cambio. Mucho mejor hacerlo ahora que todavía tienes tu otro trabajo que cuando ya solo dependas de tus ahorros y lo que empiece a generar tu negocio.
3. Haz predicciones realistas. ¿Cuántos clientes tienes? ¿Cuántos vas a conseguir añadir en los próximos meses? ¿Cuántos ingresos supondrán? ¿Cuándo empezarás a generar beneficios? ¿Cuándo podrás empezar a cobrar un sueldo? Dedícale tiempo a esta tarea: haz muchos números y estudios de mercado y asegúrate de que no estás tirando por lo alto. Mucho mejor hacer predicciones a la baja y llevarse una grata sorpresa al superarlas que viceversa.
4. No cierres puertas. Esto se refiere especialmente al que es todavía tu trabajo. Durante la época en la que estás compaginándolo con la startup, tendrás que hacer un esfuerzo triple para continuar estando al cien por cien en tu horario laboral, pero vale la pena. Recuerda que ahora todos son potenciales contactos o clientes, así que evita crear enemigos. Cuando le comuniques a tu jefe que te marchas, intenta que esa salida de la empresa sea en buenos términos. Quién sabe, dependiendo de vuestros sectores y actividades, quizá podáis volver a colaborar en el futuro.
¿Cuál es la conclusión principal de esto? Una muy clara: dejar un trabajo al día siguiente de tener la gran idea para una startup es bastante arriesgado y pocas veces sale bien. Es mejor aguantar y dejar que la startup plante sus semillas antes de dedicarse a ella a tiempo completo. Y aprovechar ese tiempo extra para planificar, investigar, y ahorrar.
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