Cualquier emprendedor se sabe perfectamente la lección: debería ser capaz de contar de forma breve y clara en qué consiste su startup, y hacer a la vez que esa descripción haga del proyecto algo irresistible. Se trata de los “elevator pitch” (discurso de ascensor), utilizando como ejemplo el potencial encuentro de un emprendedor y un potencial inversor en un ascensor. En el tiempo que dura el trayecto, el emprendedor debería ser capaz de convencer al inversor de que su startup es lo que estaba buscando. O que vale la pena fijar por lo menos una reunión.
Un buen elevator pitch, no obstante, es más complejo de lo que parece. ¿Cómo crearlo? Aquí van cinco consejos para que el discurso de ascensor sea simplemente perfecto:
1. Una buena entrada. La primera frase debe dejar al inversor deseando saber más. Es la contestación al clásico “¿a qué te dedicas?” y puede permitirse ser misteriosa y no dar detalles. En vez de “desarrollo una app para pedir comida a domicilio”, contestar “me aseguro de que tengas la barriga llena”. La curiosidad podrá al interlocutor, que pedirá una explicación. Ahí es cuando entra la descripción concreta. Muy importante: callarse tras decir esta primera frase, dejando al otro procesar la información, confundirse y, a continuación, preguntar.
2. No hablar de uno mismo. Muchos emprendedores tienden a aprovechar estas oportunidades irrepetibles para contar por qué hay que confiar en ellos, cuál es su experiencia, cómo han llegado hasta la idea. A pocos inversores les importa, al menos en ese momento. Mucho mejor si en el discurso se habla de las necesidades de la gente que satisface el producto o servicio en cuestión y sobre todo si al interlocutor le queda claro qué conseguiría trabajando con ese emprendedor.
3. Al grano. Los pequeños detalles no importan. Cuando se tienen solo tres minutos, la paja es más que nunca eso, solo paja. Los detalles llegarán más adelante, cuando el elevator pitch haya logrado cerrar alguna reunión, pero en este momento es todavía publicidad. Un anuncio sin letra pequeña que intriga, atrae y deja claro qué hace la startup.
4. ¿Por qué eres diferente al resto? Los inversores están hartos de escuchar elevator pitchs, de tener que atender a emprendedores que juran que ellos tienen el proyecto en el que deben poner su dinero. La conversación debería dejar también muy claro por qué la startup es única y diferente al resto (por lo que sí, hay que decirlo).
5. Practicar y adaptarse. Posiblemente la primera vez que surja la oportunidad de hacer un elevator pitch sea un desastre, y la segunda también. Como en todo, la práctica es parte del secreto y ante un público se sabe mejor qué funciona y qué no. Es importante saber también con quién se habla: no es lo mismo un inversor que un posible cliente, por lo que hay que saber también adaptar ese elevator pitch al tipo de público.
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