Muchos estarán de acuerdo en que desconfiar de los cambios es algo intrínseco a la naturaleza del ser humano. Hay algo en todos nosotros que nos provoca cierto rechazo y ciertas dudas acerca del concepto de vehículo autónomo; existen además una serie de preguntas clave al respecto que la industria está tratando de resolver con el objetivo de mantener a raya estas preocupaciones que a todos nos asaltan. ¿Requieren estos vehículos algún tipo de supervisión por parte de un ser humano? ¿Cómo va a resultar la convivencia entre estos nuevos turismos y los coches tradicionales? Y lo más importante de todo, ¿cómo garantizamos la seguridad?
Tendemos a suponer y a asumir (a veces de forma errónea), que la situación actual es la mejor a la que podríamos aspirar o que es incluso perfecta, lo cual dista mucho de la realidad. Los seres humanos somos y seremos falibles, y nada nos asegura que en un momento dado podamos ser víctimas de la fatiga o presas de la distracción – amenazas que en ningún caso suponen un problema para los vehículos conectados. Actualmente, en el mundo mueren más de 1.2 millones de personas al año a causa de accidentes de tráfico. Sólo en España fallecen más de 300 personas a causa del exceso de velocidad, según datos de la DGT.
Las mejoras en seguridad vial que aportan los coches autónomos suponen una gran ventaja frente a los vehículos tradicionales, pero los beneficios potenciales de estos nuevos turismos no acaban aquí. Los vehículos autónomos también van a reducir el tráfico y las emisiones contaminantes, permitiendo a los coches ocupar su lugar en la carretera de forma segura mientras reducen tanto los frenazos como los acelerones innecesarios provocados por la congestión de tráfico – una de las principales causas de las emisiones contaminantes.
No cabe duda de que esta perspectiva es extremadamente alentadora y tiene un gran potencial para cambiar nuestro mundo a mejor. Sin embargo, persiste la pregunta de cómo podemos articular esta innovación de la forma más segura.
La respuesta viene en la forma de una red 5G combinada con tecnología “Vehicle-to-Everything” o V2X, empezando por 802.11p y evolucionando a cellular V2X (C-V2X) en el camino hacia el 5G. Esta poderosa combinación va traer consigo una mayor seguridad vial, una mayor eficiencia en los viajes, menor contaminación del aire y una experiencia de conducción mejorada para todos. El rendimiento extremo, la baja latencia y un 5G cada vez más fiable también van a permitir que los vehículos compartan datos en tiempo real, mientras esto contribuye a experiencias de conducción totalmente autónomas.
Las comunicaciones V2X van a servir de base para el vehículo seguro y conectado del futuro, aportando a estos nuevos turismos la capacidad de comunicarse entre sí, así como con los peatones, la infraestructura y la nube. La revisión tecnológica del MIT situó a V2X en su lista de las “10 tecnologías de vanguardia de 2015”, prediciendo que “la comunicación de coche a coche merece tener un impacto mayor que el de las tecnologías de automatización que han sido anunciadas de forma tan masiva”.
A pesar de que los avances en tecnologías tales como Radar, Light Detection y Ranging (LIDAR), y sistemas de cámaras son alentadores y acercan la conducción autónoma a un paso más hacia la realidad, estos sensores funcionan sobre la base de la línea de visión, lo que limita enormemente su aplicación y reduce su utilidad. La tecnología V2X complementa las capacidades de estas soluciones, proporcionando 360 grados de visibilidad, sin ángulos muertos. Esto le da a un vehículo la capacidad de reunir información “inteligente” por el camino, de forma que aumente su compresión y conciencia del entorno que lo rodea, incluso en un cruce sin visibilidad o con mal tiempo como lluvia o niebla, fenómenos que en otras circunstancias tendrían un efecto evidente en reducción de la visibilidad del conductor.
Todo esto puede sonar futurista, pero la tecnología V2X ya está disponible hoy en día. El WiFi basado en 820.11p puso la primera piedra para las comunicaciones V2X de latencia crítica, pero los vehículos autónomos del mañana requieren una continua evolución tecnológica para dar cabida a los requerimientos de seguridad en constante expansión. Todos los avances hacia el 5G van a jugar un papel decisivo en lo que se refiere a concretar esta evolución y hacerla realidad, partiendo de la tecnología C-V2X.
Dentro de la tecnología V2X, V2P (vehículo-peatón) y V2I (vehículo-infraestructura) son partes críticas del “mix” de comunicación, ya que permiten a los vehículos autónomos estar al tanto de la presencia de peatones y de señales de tráfico, tales como semáforos o señales de stop.
Construyendo sobre la base de comunicaciones directas LTE entre dispositivos, la comunicación directa de dispositivo a dispositivo va a permitir el intercambio de información en tiempo real entre vehículos, peatones e infraestructura de carreteras, incluso fuera de las áreas de cobertura de redes móviles; es más, va a permitir el intercambio de información entre los vehículos que viajan a altas velocidades en un entorno de tráfico de alta densidad.
Para los casos de uso que no requieren latencia súper-baja, siempre existe la cobertura ubicua proporcionada por las redes LTE existentes. Ejemplos de casos de uso incluyen vehículos que están siendo alertados de un accidente u obstrucción en el camino a pocos kilómetros de su posición o bien que están siendo guiados hacia una plaza de aparcamiento libre.
Además de la ventaja en velocidad ofrecida por una red 5G, otros factores como la fiabilidad garantizada, la calidad de servicio y una baja latencia consistente son atributos clave que van a hacer posible la revolución de los vehículos autónomos.
La baja latencia es una característica que juega un papel crítico en esta misión. Por ejemplo, cuando los vehículos están haciendo uso de la red de telefonía móvil 5G para mantener la distancia de seguridad con el vehículo de delante (vehículo a vehículo o V2V), o para mantener su posición en la fila, o ser advertidos de un peligro, que pasen 2 segundos de tiempo antes del pitido que alerte al conductor simplemente no puede ser una opción. Una red 5G de baja latencia que sea capaz de alertar al conductor en milésimas de segundos permitirá que estas características se implementen de forma segura.
Y esto no es todo. Construyendo e investigando sobre el C-V2X, el 5G va a ampliar aún más el abanico de posibilidades del vehículo conectado. Consideremos por un momento las posibilidades de evitar choques de forma colectiva, de manera que se reduzca a posibilidad de que un vehículo trate de evitar un choque por su cuenta sin tener en cuenta a los demás y provoque cierto caos y un riesgo considerable para el resto de circulantes. Evitar colisiones de forma colectiva permite a todos los vehículos afectados coordinar sus acciones para dar lugar a un ambiente lo más ordenado posible en la carretera.
De igual manera, en un entorno de conducción autónoma, los vehículos pueden comunicarse entre sí para crear filas de coches lo suficientemente espaciadas en carreteras y autopistas. El llamado “platooning de alta densidad” va a reducir aún más la distancia de seguridad entre vehículos hasta un metro, lo que va a dar como resultado un tráfico más organizado, ahorro de combustible y una seguridad vial mejorada.
Muchos de estos avances dependen de los nuevos niveles de inteligencia en dispositivo e integración en el dispositivo conectado del futuro. Las innovaciones en las tecnologías cognitivas, como detección continua, visión artificial y aprendizaje automático o “machine learning”, van a ayudar a hacer la idea de unos vehículos más autónomos y seguros una realidad.
Como con cualquier nueva tecnología, y sobre todo como con aquellas que vayan a suponer una revolución tal para nuestra sociedad, como los vehículos autónomos, la seguridad debe ser un tema primordial. Con la tecnología V2X, los vehículos autónomos pueden llegar a ser mucho más seguros que los vehículos controlados por humanos, reducir considerablemente la congestión y tener un impacto mucho menor sobre el medio ambiente. Esto no es una utopía sino la visión de un futuro muy cercano, y el amanecer de una red 5G no va a hacer sino acelerar esta realidad.
Enrico Salvatori es vicepresidente senior de Qualcomm y presidente de Qualcomm en la región EMEA.
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