La libertad sin límites que ofrece Internet está beneficiando a los usuarios, que saltan de una compañía a otra sin quedarse con ninguna, mientras éstas les tientan con ofertas cada vez más sabrosas.
La comodidad, rapidez y anonimato son ventajas a la hora de no tener que comprometerse con nadie. Ese nadie conoce a nadie evita la fidelidad, tan necesaria para las compañías, que tienen que ofrecer cada vez más para conseguir que sus cifras aumenten o, por lo menos, se mantengan estables.
Fijémosnos, sin ir más lejos, en las operadoras. A finales de septiembre Telefónica comenzó a duplicar la velocidad de sus conexiones ADSL sin aumentar los costes para los usuarios. Tíscali aceptó el reto y poco después estaba ofreciendo lo mismo, mientras que Wanadoo y Ya.com se subían al carro, sin olvidarnos de Auna y Ono, que están en camino de hacer lo mismo.
Y si esto está sucediendo después de las vacaciones estivales, antes le tocó al tema de las cuentas de correo gratuito y su capacidad de almacenamiento, dejando a los internautas más contentos que unas pascuas y que ha sido, ni más ni menos, la semilla de las ofertas ADSL de que hablábamos antes. Google anunció una capacidad de almacenamiento en su correo gratuito Gmail de hasta 1GB, aunque, por aquel entonces, Yahoo ya había aumentado su e-mail sin coste de los 6 a 100 megas, poco antes de que Microsoft incrementara el volumen de almacenamiento del popular Hotmail hasta los 250 megabytes sin ninguna repercusión para el bolsillo del internauta. Esta escalada de competencia ha tenido tres beneficiarios claros. Por un lado, los clientes de este tipo de correos multiplican exponencialmente tanto el peso de sus cuentas como el de los archivos que envíen adjuntos. Por otro, las empresas de almacenamiento tienen que proveer de servidores adecuados para sostener tal aumento de capacidad. Y, por último, también se amplía el negocio para las compañías de acceso a Internet, que han tenido que ofrecer mayor ancho de banda.
El caso es que bastarían estos dos ejemplos para demostrar el peso cada vez mayor que tiene el usuario de Internet. Pero pongamos un tercer ejemplo, que se está gestando poco a poco desde mediados de este año: el de los buscadores. De simples herramientas utilizadas por los usuarios para conseguir información en Internet, se están convirtiendo en verdaderos negocios que quieren fidelizar a los internautas.
Las búsquedas online movieron alrededor de 1.700 millones de dólares en 2003, cifra que se multiplicará hasta alcanzar los 7.000 millones de dólares en 2007, según previsiones del banco de inversiones Piper Jaffray. Ante este panorama, los grandes de Internet no quieren quedarse sin su jugosa parte del mercado. Así, mientras que Google, Yahoo! y Microsoft MSN se esfuerzan en ofrecer a sus usuarios mejoras continuas, uno de los reyes del comercio electrónico mundial, Amazon, se ha apuntado a la guerra de los buscadores con su nuevo A9.
Parece ser que aún queda mucho por desarrollar y explorar en este campo, en el que por el momento los grandes se han lanzado a la carrera por ofrecer cada vez más servicios de valor añadido. La lista es larga: cuentas de correo, mensajería electrónica, bloqueo de pop-ups, búsqueda y comparación de noticias? Una disputa en la que el internauta, más maduro y exigente, tiene mayor oportunidad de elección.
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