Apple demanda a Samsung. Samsung contrademanda. Apple intenta prohibir productos de Samsung. Samsung dice que Apple es quien copia. Y así hasta el infinito. La guerra que desde hace más de un año (aunque parezcan veinte) mantienen ambas compañías en los juzgados está empezando a hartar hasta a los propios jueces encargados de ponerle fin. Porque cada vez que ese fin parece acercarse, llega una nueva acusación y el proceso se alarga una vez más.
La primera en atreverse a criticar la batalla que mantienen ambas compañías fue Lucy Koh, la jueza encargada del caso en Estados Unidos. Ya en abril ordenó a las compañías que “adelgazaran” el caso retirando demandas y acusaciones para no someter al jurado que iba a tener que decidir en el caso a un “castigo cruel e inusual”. A finales de junio siguió poniendo restricciones a los equipos legales de las compañías, limitando el número de pruebas presentadas a 125 y el tiempo de argumentación de cada compañía a 25 horas. ¿La razón? Aseguró que no pensaba revisar “miles de documentos”.
Esta misma semana llegaban nuevas críticas, esta vez desde Australia. La jueza encargada del caso en el país, Annabelle Bennett, directamente calificaba de “ridícula” la disputa por patentes 3G entre Apple y Samsung. “¿Por qué diantres salen adelante estos procesos?”, se preguntaba Bennett, “es simplemente ridículo”. Para la australiana, este tipo de disputas deberían resolverse con ambas compañías llegando a un acuerdo sin juicio.
El humor de los jueces de Reino Unido
Mientras tanto, desde Reino Unido llegaban una serie de extrañas decisiones judiciales sobre el caso en las que, si bien no se criticaba abiertamente la guerra Apple-Samsung, sí dejaban ver cierto cansancio y hasta un punto de humor. Primero fue el juez Colin Birss, que despachó la acusación de Apple de que Samsung copió en su Galaxy Tab 10.1 al iPad y que buscaba su prohibición, asegurando que los consumidores nunca confundirían ambos tablets porque el de Samsung “no es tan cool” como el iPad.
Pero Birss no se quedó ahí y, recogiendo una sensación muy extendida entre jueces y no jueces de que Samsung y Apple son como dos niños peleándose en el patio del cole, impuso a Apple un castigo propio de ese escenario: Apple tendría que publicar en su web y en varios periódicos y revistas británicos una nota en la que dejaba claro que Samsung no les había copiado.
Esto último, no obstante, podría no llegar a producirse, ya que tras la lógica apelación por parte de Apple la compañía logró por lo menos retrasar el momento de la publicación de la nota hasta que el caso esté totalmente cerrado. Ese cierre parece estar lejos, ¿hasta cuándo aguantarán los jueces?
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