Desde 2012 el número de redes sociales y aplicaciones de citas y contactos ha aumentado considerablemente y este tipo de plataformas se ha segmentado para cubrir todos los nichos. La polémica AshleyMadison.com lleva unos cuantos años más (desde 2001) con su famoso eslogan ‘Life is short. Have an affair’ como página líder para facilitar las aventuras extramatrimoniales.
Después de intentar una infructuosa salida a bolsa en Canadá la compañía va a volver a intentar pisar los parquets en el mercado de valores londinense. Con este fin, la web busca recaudar 200 millones de dólares. En principio quieren usar los fondos para su comercialización y expansión internacional, para que entre el 50 y 60 por ciento de sus ventas provengan del continente asiático en 2020, incluyendo a Japón, Taiwán y Corea del Sur.
Aunque EE.UU supone el 50% de su negocio, AshleyMadison ha decidido que la Oferta Pública de Venta se produzca en Europa porque “es la única región del mundo donde teníamos una oportunidad de hacerlo”. Según explica a Bloomberg el responsable de relaciones internacionales, Cristoph Kraemer, esto es posible porque los europeos tendrían una actitud más liberal hacia el adulterio. “Ya no somos más tiempo un nicho, pero ha sido difícil en Norteamérica encontrar el soporte para hacerse públicos”, señala.
Actualmente la plataforma cuenta con 36 millones de usuarios de 46 países diferentes y sorprendentemente la página sería la segunda web de citas de pago del mundo, por detrás de Match.com. Según Kraemer, su valoración ascendería a 1.000 millones de dólares.
Detrás de la web se encuentra el holding canadiense Avid Media Life, una compañía con inversores norteamericanos que prefieren no salir de su anonimato (por la cuenta que les trae) y que también posee otras páginas para contactos, como Cougarlife.com, un site para que las mujeres maduras encuentren “yogurines” y EstablishedMen.com, una página que conecta “jóvenes y hermosas mujeres con hombres interesantes”.
La existencia de negocios como AshleyMadison y el hecho de que una página de este estilo pueda llegar a salir a bolsa me produce profundos escalofríos. No dejo de pensar hasta qué punto la necesidad de enriquecerse de muchos de los negocios que se montan online -y sobre todo de muchos emprendedores e inversores- se sitúan por encima de la ética y la moralidad. Ganar dinero a costa del sufrimiento de otros y, además, de manera sibilina es bastante repugnante.
En el mundo del emprendurismo se nos vende que montar una web o una startup debe hacerse para resolver necesidades de gente que no están cubiertas, pero ¿a qué precio? ¿Son todas las necesidades válidas? Quizás haya nichos que nunca se deberían cubrir. Deberían bastar valores para taparlos.
¿Van a pagar desde AshleyMadison a los abogados que muchas parejas necesitarán para acabar rompiendo su matrimonio tras enterarse del adulterio? ¿Van a hacerse cargo de los traumas que tengan los hijos de aquellos cuyos padres o madres sean infieles? Ayudar a la gente a ser infiel no debería cotizar en bolsa ni venderse como un servicio ¿Vale todo en el 2.0 por un puñado de dólares? ¿Y de libras?
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