Comencemos por lo que quizá sea más obvio.
Steve Jobs anunció cuando presentó el MacBook Air, esa delgada lámina de aluminio que milagrosamente encierra un ordenador dentro, que estábamos ante el futuro de los portátiles. Y en Apple no son muy de llevarle la contraria al jefe aunque este ya no se encuentre por aquí.
Ese exiguo tamaño supone toda una reinvención de lo que hay dentro de un ordenador y eso es lo que han hecho en Apple y cuyo fruto no tardaremos mucho en conocer. Hablamos de simplificar las tripas del dispositivo y renovar su concepción industrial. Algo que sin duda, como ya ha sucedido con los smartphones o los tablet o el propio Air, dará lugar a una respuesta de la industria en una dirección paralela. Habría que añadir que este producto, y no el iPad3, será la auténtica piedra de toque del nuevo equipo directivo de Apple, ya sin Steve Jobs a la cabeza.
Empezando por el interior, por el corazón, los nuevos procesadores Ivy Bridge de Intel con arquitectura de 22 nanómetros y transistores 3D van a conseguir prestaciones de auténtico vértigo. Se estima que un 20% en comparación con los Ivy Bridge actuales y hasta un 30% en cuanto a la mejora de gestión gráfica (sin contar la generación de los mismos, de lo que hablaremos a continuación).
Parte de responsabilidad por estas prestaciones la tendrá la inexistencia de discos duros tradicionales, una tecnología que Apple ya considera obsoleta al apostar decididamente por la memoria de estado sólido con discos SSD que además redundan en un menor grosor del equipo. Puede que no sean los discos duros más baratos pero son los más rápidos y seguros además de eficientes energéticamente, otro punto importante a tener en cuenta en un portátil tan potente. Como factor añadido, al apostar Apple única y exclusivamente por este tipo de memoria no sólo se producen interesantes economías de escala en los fabricantes (con el consiguiente abaratamiento de costo) sino que se está en una mejor posición con los proveedores a la hora de comprar ingentes cantidades de este tipo de memoria para todos sus dispositivos y así mantener márgenes, mejorar beneficios y quizá incluso abaratar precios.
Parte del aspecto revolucionario de los nuevos MacBook Pro estriba no sólo en lo que aportan sino también y muy especialmente en lo que desechan. Se rompe con el pasado y eso supone decir adiós a las unidades ópticas de almacenamiento, al Ethernet y al FireWire. El futuro (presente ya, en meses) se llama Thunderbolt. Unidos a los inevitables puertos USB 3.0 y la ranura para tarjeta de memoria (como en el Air) esto supone simplificar aún más el diseño tanto externo como interno además de ahorrar espacio interior.
Por supuesto esto significa despedirnos del CD, del DVD y del Blu-Ray (por el que Apple nunca ha llegado a apostar), que no podemos usar en el MacBook Pro porque carecerá de ranura para ellos. Descargas, discos duros masivos externos, tarjetas de memoria para dispositivos móviles… ese es el futuro presente.
Por supuesto esto no supone que tengamos que tirar a la basura todo lo que necesitemos seguir usando que no podamos conectar directamente al nuevo MacBook Pro. Tendremos que dar la bienvenida a los adaptadores que transformen Ethernet, FireWire o diversas conexiones de unidades ópticas o lo que sea a Thunderbolt.
En cuanto a la pantalla la definición será sin duda algo nunca visto (no sé porqué no se me ha ocurrido otro lugar común para describirlo). Hablamos de llevar el efecto Retina Display a una pantalla de 15/17 pulgadas sin que el tamaño de los objetos disminuya al aumentar la resolución como sucede actualmente. La idea es que el objeto representado en pantalla continúe teniendo el mismo tamaño pero ni pegando la nariz puedas distinguir los píxeles. El secreto se llama HiDPI, alta concentración de píxeles.
Aunque quizá no se llegue a la densidad del iPhone (326 ppi, equivalente a lo que puede conseguir una impresora normal) se superaría con creces la resolución actual (1440×900 en el Pro 15″ / 1920×1200 en el Pro 17″). Las resoluciones podrían doblarse y quedar en 2880×1800 y 3840×2400 respectivamente. ¿Era o no lo nunca visto?
Evidentemente esto requiere potencia gráfica (dicho en términos técnicos) a cascoporro. AMD podría suministrar un procesador gráfico de 28nm a mediados de 2012 como parte de la familia Radeon HD77oom con 2Gb de memoria GDDR5. También se ha rumoreado que Apple podría optar por Nvidia.
Sin embargo lo que supondría la auténtica diferencia sería la delgadez de los portátiles, equiparable a la de la línea Air. De hecho podrían ser incluso más delgados por una sencilla razón: la pantalla es más grande. Los Air tienen pantallas de 11 y 13 pulgadas, lo que limita el tamaño, pero con pantallas de 15 y 17 pulgadas hay más superficie en la que repartir componentes, consiguiendo por tanto un perfil aún más delgado y rayano en lo invisible. La alternativa sería mantener ese mismo grosor pero aumentando el espacio utilizado por las baterías.
Estas, por otra parte, quizá podrían ofrecer mayor autonomía de la esperada debido a lo comentado respecto de la ausencia de partes móviles (no hay unidad óptica, los discos duros son de estado sólido, que además consumen menos). ¿Podría ser el primer portátil capaz de aguantar desenchufado una jornada de trabajo completa?
Una característica curiosa podría ser la inexistencia de touchpad, al menos en la configuración que conocemos actualmente debido a que toda la superficie inferior al teclado podría ser táctil. Recordemos que el futuro de MacOS X apunta hacia el empleo de lo multitáctil, algo que en Microsoft también han trabajado en Windows8. Esto podría encajar en el habitual “one more thing“, ya sabéis, ese pequeño detallito que se deja siempre para el final en las presentaciones de la manzanica mordía y que luego resulta ser un bombazo.
Ya podemos imaginar como en la presentación escucharemos algo parecido a “¿por qué tener sólo un touchpad? El actual es muy bueno, pero limitado. ¿Qué tal si pudiésemos emplear toda la superficie en la que apoyamos la mano como touchpad? Ha sido todo un reto tecnológico pero hemos sabido encontrar la forma de diferenciar entre tus dedos y las palmas de tus manos para que tu nuevo y flamante MacBook Pro no se confunda y así puedas usar las capacidades multitáctiles con Mac OS X de la misma forma que lo haces co tu iPad. Hemos eliminado el touchpad y te hemos ampliado la superficie de que dispones para que tengas mayor libertad multitáctil. A nosotros nos encanta y a ti también te va a encantar. Os enseñaré como funciona”.
Y aquí empezamos a babear.
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