La marca Scottish Spirits, que lejos de tener los orígenes de Sean Connery es de Panamá, se ha encargado de producir este whisky tan peculiar que para muchos podría ser considerado una blasfemia al no estar en botella de cristal, pero para otros es una solución práctica que evita muchos accidentes.
Pero quitando sus ventajas, entre sus inconvenientes están que no podrás romper la botella para defenderte de bandas callejeras y que no podrás emborrachar a incaut@s con la vieja excusa de que hay que terminarse el culín.
Ahora sólo falta que pongan cava, o mejor aún absenta, en lata con sus correspondientes máquinas expendedoras para que el mundo sea un lugar mucho más divertido aunque posiblemente mucho más lleno de orín y vómitos…— Dani Burón [Scottish Spirits]
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