Bueno, qué tenemos aquí. Una caja de seguridad de aspecto encantador, que no desentonaría en pelis como La brújula dorada, con un sistema de cierre basado en flechas y cilindros giratorios y unas explicaciones tan inextricables que no las entienden ni los anglófonos, así que imagínate nosotros. Como caja es bonita, pero la seguridad es mínima. Cualquier buen ladrón y/o dueño harto de no poder recuperar su preciado objeto recurrirá al hacha, el serrucho o, en su defecto, la cabeza de la suegra. Porque es de madera. De tilo, pero madera al fin y al cabo. [Boing Boing Gadgets]
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