La gracia de las smart cards está en que no necesitan una fuente de alimentación, pero NEC asegura que a pesar de ello, incluirles una batería no estaría de más, ya que podría permitir todo tipo de funciones.
Por ejemplo podrían tener una pantalla para representar información, como el saldo, añadirles capacidades de transmisión de datos de forma activa o incluso nuevas capas de seguridad intrínsecas a la propia tarjeta.
La batería tiene una capacidad de 3 mAh, suficiente para 2.000 impresiones de una pantalla. Apenas algo de espesor con sus 0,3 mm a los 0,73 que tienen las tarjetas, pero nada excesivo, y la lámina de polímero de 0,05 mm que la rodea puede usarse para añadir circuitos electrónicos.
Además de su espesor y flexibilidad, otra de sus ventajas es que pueden imprimirse directamente y por tanto incluirse fácilmente en el proceso de fabricación de las tarjetas.
Veremos en que queda, pero no sé si me tranquiliza que mis tarjetas puedan conectarse inalámbricamente o se queden sin batería sin avisarme. [The Verge]
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