El negocio de la telefonía móvil ha cambiado en muy poco tiempo. Si antes los fabricantes vendían sus terminales simplemente por las funcionalidades o prestaciones asociadas a su hardware, hoy las empresas productoras de dispositivos no son nada si no se alían con proveedores de software fuertes. Eso implica, ir de la mano con sistemas operativos interesantes para la audiencia y contar con las aplicaciones más interesantes y populares.
Esta es una de las conclusiones más interesantes extraídas de la mesa redonda ‘Convergencia digital y tendencias móviles’ de OMExpo, en la que participaron el consejero delegado y presidente del grupo Zed, Javier Pérez Dolset, y Eduardo Fernández, vicepresidente y Managing Director de BlackBerry en España y la región del Mediterráneo. El encuentro fue moderado por Hernán Rodríguez, CEO de la Asociación Española de Comunicaciones Móviles (Aecomo).
“Los ciclos son cada vez más cortos. El modelo se ha roto. El ecosistema se ha hecho tan asimétrico que los fabricantes venden hardware solo gracias a que tienen un ecosistema al lado”, asegura Fernández. “Nosotros vendemos experiencias. Es como comprar una Harley Davidson. Da imagen. Eso extrapolado al sector de la tecnología es lo mismo”, comenta el responsable de Blackberry.
Según Dolset, las empresas que entren en este ámbito tendrán que tener “mucha paciencia y estar dispuestas a hacer una gran inversión”. El problema es que este segmento está en constante transformación y requiere una alimentación para no descolgarse del mismo. “No podemos dar por sentado lo que tenemos alrededor. Estamos cambiando el motor del avión en pleno vuelo. Todo va a cambiar cada vez más rápido”, matizaba Fernández. Las cifras globales de penetración están en el 15% y en los próximos años se multiplicarán por seis o siete.
A esto también se suma la especie de burbuja que vive el sector. Empresas móviles que se compran o valoran por miles de millones de dólares. El cofundador de Zed lo explica así: “En Silicon Valley tienes acceso a capital muy fácilmente, pero los costes de personal y otros costes también son disparatados. Por eso también se dan operaciones disparatadas. Si consigues un millón de usuarios en otro sitio que no sea EE.UU ya no necesitas tanto dinero, pero los movimientos siguen siendo igual de cuantiosos”.
La revolución de los modestos
Pero no hay que obviar las ventajas que el ámbito del mobile supone. La simplicidad es uno de ellos. “Lo que antes nos costaba tres clicks ahora nos supone uno. Eso hace que las tecnologías móviles se hayan adoptado masivamente”, afirma Fernández. La difusión y presencia internacional serían otros de los más importantes. “Por primera vez en la historia puedes poner tu producto a disposición de millones de usuarios a través de una pequeña ventana. Se puede vender a cualquier parte y desde cualquier parte con una estructura muy pequeña, algo impensable hace 10 o 15 años”, apostilla Dolset.
Mientras antes eran las grandes compañías tecnológicas las causantes de grandes cambios, estos pueden llegar hoy desde pequeñas startups o individuos. “La transformación viene de abajo. Empresas modestas –como el caso de Instagram- pueden ser muy disruptivas”, comenta Fernández, quien cree que “no hace falta estar en Silicon Valley para ser influyentes o cambiar cosas”.
Según el responsable de la empresa antes conocida como RIM, a medida que los servicios y herramientas asociadas a los smartphones van siendo cada vez más complejos hacen falta intermediarios para dar a conocer todos los avances. “Ahora hacemos las BlackBerry sin ningún botón ¿Cómo explico yo eso? No es nada fácil de transmitir. Para contar todo lo que tenemos necesitamos a las agencias de marketing, porque no somos capaces de hacer llegar todo lo que tenemos”, subrayaba Fernández.
¿Basta con una versión móvil o hace falta una app propia?
Otra de las cuestiones que se plantearon durante el debate fue si una pyme debe preocuparse por desarrollar su propia aplicación móvil o simplemente conformarse con adaptar su página web a la navegación para dispositivos como smartphones o tablets. Tanto Dolset como Fernández coincidieron en que el HTML5 y las webapps están muy bien como concepto y pueden servir para algunos pequeños negocios, sin embargo, su principal pega frente a las apps nativas es que son demasiado lentas. “Quizás algún día alguien invente algo, un html7 o lo que sea, que permita mejorar en este concepto, pero las webapps no dejan de ser capas de software encima de otras. Este tipo de aplicaciones son superlentas y dan una experiencia de usuario bastante mala”, comenta Dolset.
Hernán Rodríguez quiso acabar el encuentro con una reflexión: “España tiene una cuota de penetración de smartphones del 66%, la más alta de Europa. El 30% de los accesos a Internet vienen ya desde dispositivos móviles. La inversión en mobile en España ha crecido un 45% mientras en la mayoría de sectores se ha desinvertido. Esas razones tienen que ser un argumento de negocio”.
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