Tomando como modelo la Nikon D3, pero contando las dimensiones por palmos en lugar de por centímetros, este hábil muchacho es posible que se convierta en el alma de la fiesta de la Noche de Difuntos.
Y además seguro que es el que se lleva a casa más fotos que nadie de todos los participantes en la fiesta de disfraces de Halloween a la que acuda. El truco está en que ha colocado en el interior del objetivo su Nikon D3 real (la de tamaño normal, la pequeñica de toda la vida) conectada al botón grandote de manera que cuando lo aprietas hace una foto de verdad… la cámara de verdad, claro.
Para completar el efecto Tyler ha colocado una pantalla LCD (un viejo monitor Dell que tenía el hombre por ahí, por casa, arrumbao) y un flash que funcionan como si fueran los de una cámara digital de verdad. Lo que no vemos es la tarjeta SD gigante. Para el trípode está pensando en la Torre Eiffel. ─[Tyler Card vía PopPhoto]
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