Todavía me acuerdo de un capítulo viejuno de Sea Quest donde editaban un vídeo para que una persona pareciera otra. Lo que en ese momento se veía como ciencia ficción cada vez está más cerca.
No es que sea instantáneo, pero un proceso de 20 minutos permite 10 segundos de vídeo usando un ordenador casero y un mínimo de ajuste manual. Para conseguirlo el programa crea automáticamente un modelo 3D de la cara origen y destino, y luego las mezcla de la mejor manera posible.
Para que luego el vídeo no se muestre con fallos busca el mejor ajuste para que la unión no se note y que no haya cambios bruscos de un fotograma a otro.
Las marcas 3D puedes crearse automáticamente o podemos reajustarlas manualmente para intentar conseguir un mejor resultado. Aunque según su creador, Kevin Dale, en la mayoría de los casos casi todo es automático.
Además de “trasplantes de cara”, permite que se puedan mezclar expresiones de un mismo actor, de manera que se puede aprovechar mejor el material grabado o generar nuevas secuencias en las que no dispongamos del actor por motivos de seguridad o que sencillamente haya muerto tras haberle pedido que haga una escena sin dobles. [NewScientist]
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