Brian Kelly y Jaime Salm son los creadores de esta idea. La forma de la cesta se corta con láser a partir de una plancha de acero. Luego basta con desplegarla con tus propias manos para tener una cesta resistente y ligera que puedes instalar tanto delante como detrás de la bici.
Os preguntaréis por qué es tan buena idea. Gracias a ofrecernos un artículo que normalmente ocupa un espacio considerable en algo plano que ocupa apenas unos milímetros ahorramos en espacio, coste de materiales y sobre todo a la hora de enviarlo, reduciéndo así las emisiones que su transporte provoca.
Puede que no sea una idea revolucionaria, pero si que es algo fácilmente aplicable a otros muchos productos y que en conjunto sería un avance. Su único problema es que al no ser un producto fabricado masivamente, su precio es excesivo. Podéis encontrar estas cestas en blanco, verde o negro por 75 dólares aquí.— :Dani Burón
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