China desarrolla el primer tren colgante de levitación magnética del mundo
Zhonghua VI va colgado a cuatro o seis metros de altura para construir una red que enlace a las grandes ciudades del país asiático.
China ha conseguido crear el primer tren colgante de levitación magnética del mundo, una tecnología que según explicó su creador, Li Lingqun, ya interesa a numerosas empresas y ciudades del gigante asiático. El tren, bautizado “Zhonghua VI”, fue probado con éxito el pasado jueves y desde entonces ya han sido muchos los empresarios que se han puesto en contacto con Li para proyectar su uso público.
Según Li, miembro del Centro de Tecnología e Investigación Zigu que desarrolla el proyecto, el tren puede alcanzar los 400 kilómetros por hora, aunque en la prueba del jueves, donde sólo avanzó 70 metros, no llegó a esa velocidad.
“El tren iría colgado a cuatro o seis metros de altura (sin tocar los raíles, es decir, “levitando”) y con él se podría construir una red que enlazara a las grandes ciudades chinas”, destaca el científico. “En esa red, cada urbe china de más de cinco millones de habitantes, y hay unas 20 en total, estaría enlazada a la más próxima en menos de media hora”, añade.
China es el único país del mundo que actualmente tiene un tren de levitación magnética para uso público, el que une Shanghai con su aeropuerto Pudong, que alcanza los 450 kilómetros por hora (desarrollado por Alemania) y que costó más de 1.300 millones de dólares.
En el caso shanghainés, la “vía” sobre la que flota el tren está debajo del vehículo, mientras que el ferrocarril desarrollado en Dalian la tendrá arriba, desafiando aún más las leyes de la gravedad.
Ambos modelos se basan en el principio del rechazo recíproco de los polos magnéticos del mismo signo y consiguen una casi total ausencia de rozamiento del vehículo, lo que le permite lograr velocidades que pueden rivalizar con las de los aviones comerciales.
El equipo de Li investiga el uso de la levitación magnética en vehículos desde 1988, pero no llegó a tiempo para la licitación de la línea de Shanghai, ya que ésta se inauguró en diciembre de 2002, cuando los chinos todavía no habían conseguido madurar la idea.
Con todo, el tren de Shanghai, en cuyo interior uno se siente como en un avión debido a la velocidad y a la ausencia de rozamiento, no es muy usado por los shanghaineses, debido al alto precio de su billete, aunque se ha convertido en los pocos años que lleva en operación en una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad.