Coches para el placer

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La industria automovilista busca en la informática aumentar la comodidad y seguridad del conductor.

De latas de cuatro ruedas a ordenadores sobre ruedas, los automóviles se están convirtiendo en extensiones de nuestras salas de estar. Una vez aumentados el número de cilindros, número de caballos y, en general, la potencia de los coches, la seguridad y comodidad de los mismos se ha convertido en el caballo de batalla de los fabricantes. Asientos cada vez más cómodos y ergonómicos, ajustados a cada conductor a través de unos simples botones son la envidia de muchos sofás y sillones, mientras el sonido de nuestros equipos estéreos rivaliza en potencia con los de nuestros vehículos, y además sin molestar a los vecinos. El formato MP3, omnipresente en la gran mayoría de los reproductores de música portátiles ha llegado a los automóviles hace algún tiempo que autorradios creadas a tal efecto, aunque los fabricantes quiere ir más allá creando conectores específicos para nuestros MP3 con disco duro.

Respecto al vídeo, los reposacabezas de los asientos delanteros han convertido a los coches en auténticas salas de cine, aunque el conductor sea el único que no pueda disfrutarlos. Perderse a día de hoy o pararse en el arcén de la carretera para consultar un mapa parece cosa de risa con sistemas de navegación externos cada vez más accesibles y que los fabricantes han empezado a integrar en sus modelos. Los manos libres, que permiten conversaciones telefónicas sin peligro para el conductor, también se están integrando en los vehículos.

Lo próximo será, como vaticinan estos días en el Salón de Nueva York, coches con discos duros integrados en los que poder descargas nuestra música y vídeos preferidos y que puedan conectarse a Internet para recibir, allá donde estemos, nuestros mensajes de correo electrónico. Toda una oficina, o sala de estar, sobre ruedas.

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