Contra todo pronóstico y expectativa, el pasado jueves el Reino Unido escogió salir de la Unión Europea. Los resultados fueron ajustados, sí, pero nadie duda que el referendum tendrá esa consecuencia final -aunque sea, posiblemente, dentro de un par de años: la UE se quedará sin británicos. Lo que se abre ahora es una época de incertidumbre y negociaciones en la que se verá en qué términos se realiza finalmente la salida y cómo esta afecta a las diferentes industrias.
Tras conocerse los resultados, las reacciones no se hicieron esperar y la industria tecnológica no se quedó callada: salvo pocas excepciones, todo el sector parece lamentar la elección hecha por los británicos, cuyo impacto se notará en casi todos los aspectos del día a día de las empresas. Problemas a la hora de contratar a trabajadores, para hacer negocios en Europa, e incluso en el desarrollo de futuras leyes europeas. La Unión Europea sin Reino Unido cambiará el ecosistema tecnológico a nivel global.
Lo primero en lo que se piensa es en todas esas grandes tecnológicas internacionales que escogieron Londres o sus alrededores como lugar en el que poner su sede europea: ya han llegado rumores de que que Samsung podría estar pensando en cambiar su sede a otro país europeo (posiblemente en Europa del Este), LG ya anunció en abril que se mudarían a Frankfurt, y en Acer han mostrado su preocupación ante los resultados. Además, los planes de Google y Amazon de abrir nuevas oficinas en Londres podrían también cambiar, con París y Berlín sonando como nuevas capitales preferidas.
Pero el Brexit no afectará solo a las grandes compañías: muchas startups británicas o con sede allí, algunas de ellas unicornios, están también preocupadas por dos temas principales. En primer lugar, la contratación y gestión de talento podría verse muy afectada. La mayoría cuentan con equipos formados por gente de toda la Unión Europea o con visados europeos. La salida de Europa (aunque todavía está por ver en qué términos) podría significar que contratar a empleados de fuera del Reino Unido fuese mucho más difícil, razón más que suficiente para cambiar de país. El otro tema que preocupa es el de la financiación, ya que la mayoría reciben o han recibido ayudas e inversión de fondos europeos.
La salida del Reino Unido de la UE no afectará solo al país, sino también a la propia Unión y al resto de países que entren en negocios con ellas. Uno de los temas que se empiezan a temer en Estados Unidos es el de la protección de datos y la privacidad. Compañías como Google y Facebook lo han pasado siempre mal al tener que obedecer a unas leyes europeas en estos temas mucho más estrictas que las americanas, pero las cosas podrían ponerse todavía más difíciles para ellos.
El Reino Unido era visto desde estas compañías de Estados Unidos como un pequeño aliado dentro de la UE, un poco más abiertos a ser algo más laxos y menos estrictos en este tipo de leyes. Sin ellos, las grandes firmas tecnológicas americanas pierden ese contrapeso que tenían y tendrán que aceptar las leyes más duras de una Europa liderada por Francia y Alemania, famosas por ponerles las cosas difíciles en materia de privacidad y protección de datos. Las multas posiblemente sean más frecuentes y elevadas.
Muchas de las voces críticas del Brexit, la mayoría en el sector tecnológico (y en muchos otros sectores), señalan la poca lógica de uno de los argumentos en los que más insistían los partidarios de marcharse, el de que Europa tiene demasiadas regulaciones y el Reino Unido quiere ser más “libre”: si las firmas británicas quieren seguir haciendo negocios en el mercado europeo, tendrán que cumplir igualmente con todas esas leyes.
Las telecos, por su parte, ya han mostrado su preocupación por lo que significará la salida también del plan europeo de crear un mercado digital único, algo que incluía, por ejemplo, la eliminación de las tarifas roaming dentro de la Unión que empezará a aplicarse en unos meses.
Por supuesto, de momento todo son especulaciones, ya que hasta dentro de unos meses (o un par de años) no se conocerán los términos exactos en los que se producirá la salida. Muchos apuntan a que el Reino Unido querrá unirse a la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), donde están Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein, para poder seguir perteneciendo al Espacio Económico Europeo y no sufrir las consecuencias económicas que podría tener quedarse totalmente fuera.
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