El caso es que Marque Gumbs, de 32 años, era el encargado de pedir los suministros para las impresoras del hospital y del mantenimiento de las mismas. El problema es que durante un año se dedicó a pedir más de un millón de dólares en toners en exceso o que no eran compatibles con ninguna impresora del hospital.
Para que nadie se diera cuenta, le decía a los conductores que traían los pedidos que los recogería en una calle cercan en vez de la zona de descarga habitual. Desde allí trasladaba la mercancía a una zona de residuos. Investigadores de la policía de Nueva York consiguieron grabar en vídeo a Gumbs recogiendo los pedidos pero todavía se desconoce como y a quien los vendía.
Desde el 2004 ha hecho pedidos por valor de 3,8 millones de dólares, por lo que se desconoce la cuantía total estafada, aunque se le acusa por más de un millón y su fianza es de 100.000 dólares.
Aunque era muy discreto, las sospechas comenzaron al darse cuenta de que tenía una vida por encima de sus posibilidades: un BMW X6, un apartamento en Trump Plaza, trajes de Gucci y Louis Vuitton. Todo ello comprado con dinero manchado, y no precisamente de tinta sino de vergüenza.— Dani Burón [WSJ]
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