Ahí estás, entre los pedazos de lo que era tu gran sueño. Tras intentarlo con todas las ganas y la pasión del mundo, tras hacer (crees) todo bien, tu startup no logró salir adelante. Te costó mucho, pero hubo que admitir que las cosas no iban bien y que la situación no era sostenible. No hubo inversores (o sí, pero no conseguiste ofrecerles un producto de éxito a cambio), tu equipo fue poco a poco perdiendo las ganas y la moral. Empresa cerrada.
¿Y ahora qué? Tienes todavía muchas ideas que podrían dar para otra startup, pero has perdido un poco las ganas. Fracasar no es fácil y preferirías no tener que pasar por ello otra vez… pero ¿y si esta vez no perdieras? Una cosa está clara: quien no lo intenta, no lo consigue. ¿De dónde sacar de nuevo la motivación y la energía? Aquí van unos cuantos consejos para que una startup fracasada no mate tu espíritu emprendedor:
1. Le pasa a todos. Piénsalo bien y consuélate. Casi todos los grandes emprendedores, los grandes visionarios, llegaron al éxito tras caerse muchas veces. A Steve Jobs lo echaron de su propia compañía. Los fundadores de Whatsapp fueron rechazados en Facebook. Jeff Bezos estuvo al borde de la bancarrota durante la burbuja .com. ¡Hasta Abraham Lincoln perdió ocho elecciones antes de ser escogido presidente de los Estados Unidos! Que una caída no te detenga.
2. Entiende qué ha pasado. Para superar el miedo y volver a encontrar la motivación es imprescindible mirar hacia atrás, hacia ese temido lugar del fracaso, y analizar la situación. ¿Qué fue lo que falló? ¿Qué decisiones podrían haber sido distintas? No te quedes solo con ese análisis propio, pregunta a otras personas cercanas al tema que te puedan ayudar a ver los errores cometidos. Sabiendo qué se hizo mal, es más fácil empezar de nuevo e intentar que no se repita.
3. La experiencia te hace fuerte. Es muy difícil triunfar con tu primera startup. Todavía no sabes mucho y vas aprendiendo todo sobre la marcha. Un fracaso (o dos, o tres) te harán más fuerte, te harán saber qué esperar y prever los problemas que puedan aparecer. Muchos inversores, además, se fían más de alguien que haya fracasado (y se haya levantado) varias veces, que de un recién llegado.
4. Recuerda cuál es tu objetivo. ¿Qué es lo que querías conseguir? Olvida lo material (hacerse rico no es un objetivo válido para este momento de reflexión) y piensa en la visión, en lo que había más allá. Querías dar respuesta a una necesidad específica, querías mejorar algún aspecto de la vida de tus usuarios, querías cambiar la forma en la que se ve el mundo. Mantén ese objetivo en mente. Sigues pudiendo llegar ahí, simplemente necesitas coger otro camino.
5. Ponlo todo en perspectiva. Coge aire. Sí, has fracasado. Tu primera startup, esa con la que soñabas cambiarlo todo, ha tenido que cerrar sus puertas. ¿Lo bueno? No es el fin del mundo. Da un paso hacia atrás y observa tu situación desde lejos. Imagina que eres otra persona. ¿No le dirías a cualquiera en tu situación que no se desanime, que el que la sigue la consigue? Aplícate el consejo.
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