Admito que yo tengo un cine en casa, con su proyector y su pantalla 16:9 de tres metros de largo que sube y baja. Pero para ver las películas me siento en un sofá, un chester de toda la vida, con mi mujer y el perro, y las palomitas me las hago en el microondas, como todo el mundo. El tío que ha convertido esta piscina cubierta en un home cinema, sin embargo, no ha reparado en gastos para hacerlo igualito que un minicine de verdad. Igual de hortera, claro. Con la misma moqueta infumable con chicles y gominolas pegadas, butacas en color azul marino con agujero para el refresco, sillones en piel sintética seguramente robados de un hotel de convenciones y una cortina a juego. Ya puestos, yo hubiera convertido la piscina en un jacuzzi con máquina de hacer margaritas, una bola de espejos arriba y pósters de películas de Manolo Escobar y Pajares y Esteso alrededor.
Pool Transformed Into Home Theater [Electronic House]
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