¿Crisis? No tengo tiempo, estoy emprendiendo [Publirreportaje]

Empresas

Es un dogma de la naturaleza: hacemos acopio de conocimientos incluso desde el vientre materno,  muy rápidamente, para afrontar nuestra vida con garantías. Salvando las distancias, es como un ordenador recién comprado: al principio el disco duro está en blanco. Le vamos incorporando el sistema operativo, programas y utilidades que  se cargan rápidamente hasta que se empieza a llenar. Poco a poco las aplicaciones se ralentizan más, cargan más despacio y aparecen los primeros virus… No es como el primer día. De la misma manera nos sucede a nosotros: cuando completamos nuestro proceso de aprendizaje nos cuesta más asumir nuevos conocimientos y evoluciones. En resumen,  nos aferramos a nuestro orden establecido.

Más rápido de lo que creemos

En perspectiva hemos cambiado más en los últimos 100 años que en 300.000 años de historia. Y sin ir tan lejos, en los últimos 20 años, aún más. Muchos de vosotros recordaréis la EXPO´92 de Sevilla, la mayor concentración de intercambio cultural y tecnológico hasta ese momento. La palabra Internet ni se mencionó. Tan sólo 20 años después ya es norma habitual  que la mayoría de vosotros tengáis un Smartphone, portátil y posiblemente una Tablet que os acompaña a diario, chateáis en redes sociales, hacéis transferencias sin pasar por el banco y compráis online de forma habitual. Esta evolución es imparable y lo refleja un dato: durante 2012 más de la mitad del parque móvil en España serán Smartphones.  ¿Os imagináis que en plena EXPO´92 se nos aparece la señora de Neutrex viniendo del futuro y nos cuenta todo esto?

Lo que hemos aprendido… hasta ahora

Todos estos cambios (y los que quedan por venir) son brillantes aportaciones de la tecnología, y, en ocasiones, nada sencillas cuando se trata de que la sociedad las pueda asumir, incluyendo muchas empresas. Si hablamos de redes sociales ahí va un dato: sólo un tercio de las empresas que cotizan en el IBEX 35 tenían presencia en redes sociales en 2011. Y menos aún presencia con cierto “éxito”. Romper con el orden establecido es complejo. Muchos negocios aún no consiguen comprender que una queja de un cliente en redes sociales no es igual que una en el SAC donde la comunicación es bidireccional y no deja “huella”. Casos como el que protagonizó DELL con su archifamoso “DELL HELL”, pone en evidencia la fuerza de los canales 2.0, o el de GAP cuando cambio su imagen de marca y tuvo que volver sobre sus pasos y recuperar la antigua porque la presión en redes sociales fue abrumadora.  O quizá recordéis una famosa compañía de software que, a principios de 2007, lanzó un sistema operativo con el que no le fue nada bien y que si hubiera tenido Vista paraescuchar” las primeras opiniones que se vertían en Internet le habría ido mejor. Aún así, y con decenas de casos como este, estudios recientes retratan la realidad: según dos empresas americanas de investigación Maritz Research y Evolve24 solo un 29% de las quejas de los usuarios en  Twitter reciben respuesta por parte de la compañía responsable. Es decir el 71% cae en saco roto.

La resistencia al cambio

Y ciertamente ya no somos niños, ahora nos cuesta aprender, corregir, salir de nuestra zona de confort. Cuando nos ha ido bien durante años con un método pensamos que podemos insistir en él  y sobrevivir, aún cuando la corriente de cambio es imparable. Según la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (AIMIC) en su último estudio, a cierre de 2011, un 68% de los internautas en España utiliza las redes sociales, esto nos da una cifra de casi 18 millones de españoles, casi un 40% de la población. Y creciendo. Son cifras que dan vértigo. Y esto ha pillado a multitud de empresas, profesionales y directivos con el pie cambiado. Y no es sencillo adaptar los engranajes de un negocio  “tradicional” a los caudalosos y arrolladores cauces del 2.0. Cuesta, pero no económicamente. Si comparamos la inversión necesaria de una modesta pero segura y fiable estrategia online, estamos hablando de costes abismalmente  inferiores a los que pueden desembolsarse en otras actividades más “tradicionales”.  Es un cambio de paradigma empresarial, tanto  en el desarrollo de la imagen como en su forma de hacer negocios o branding. Y los mismos profesionales dentro de la compañía, por resistencia natural, ven con recelo este pequeño gran paso.  Nuestra zona de confort nos atrapa y asumimos  que no nos queda más que aprender porque llevamos 10, 20 o 30 años haciendo lo mismo con buenos resultados.  Por eso, en compañías como ONO apostamos por ayudarte a dar el paso y apostar por las nuevas tecnologías con los mejores servicios de voz y datos para las pymes, grandes empresas e Instituciones, gracias a los 45.000 km de red propia de fibra óptica. Más de 85.000 empresas ya se benefician de telefonía fija, móvil, televisión y acceso a internet ultrarrápido, disfrutando de la mayor velocidad ofrecida en España, 200Mb.

Deja aflorar tu mentalidad de niño

Y es, precisamente ahora,  que todo viene condicionado bajo la aureola de la crisis, cuando necesitamos emprender adoptando esa mentalidad de niño, de aprendizaje, de escuchar, de “prueba y error”. En ONO queremos aportarte la mejor tecnología del sector y nuestra dilatada experiencia para dar soporte a todas tus ideas.  Es tiempo de liberar espacio de nuestro “disco duro” para dejar sitio a nuevas formas de entender un negocio. Igual que un niño cuando empieza a andar y se cae cientos de veces y se deja guiar por quienes ya saben, que copia a sus hermanos mayores y no deja de intentarlo hasta que finalmente consigue su objetivo. Siempre.  Todos hemos sido capaces antes. ¿No vamos a serlo ahora? No dejemos que la resistencia al cambio nos atrape en la zona de confort y cuando te pregunten cómo llevas las crisis recuerda que no tienes tiempo ¡Estás emprendiendo!