CTRUS incorpora un sistema de posicionamiento en su interior, de forma que el propio balón conoce continuamente su posición. Esto le permite cambiar de color según las circunstancias del partido, por ejemplo al estar fuera del campo de juego, en el interior de una portería, moviéndose a más o menos velocidad, etc.
¿Seguirían haciendo falta los jueces de línea? Si algo hemos aprendido en el tenis, por ejemplo, es que ante la duda, ahora las cosas se resuelven gracias a las medidas tomadas por sistemas automáticos. ¿Por qué no hacer lo mismo con el fútbol? Adiós a los goles fantasma. ¿Se perdería parte de su encanto? —Javier G. Pereda [designboom]
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