Todos recordamos aquel día, hace ya tres años, Sergey Brin se conectaba vía Hangout con unos paracaidistas que saltaban desde lo alto del edificio en el que estaba teniendo lugar la keynote. Los paracaidistas llevaban Google Glass y veíamos lo que veía su cámara. Las gafas parecían en alquel momento algo lejano que veríamos en el futuro, había cierta ilusión, pero los problemas saltaban a la vista (nunca mejor dicho).
Y es que Project Glass fue desde un principio un proyecto que despertó casi más críticas que emoción, posiblemente por el hecho de habérnoslo enseñado demasiado pronto. Hubo parodias del vídeo de presentación, en las que el protagonista no hacía más que chocar con cosas por ir prestando atención a la pantallita de las gafas. Hubo críticas a los problemas de privacidad que creaba tener a gente que podía hacer fotos sin que nadie se enteraba. Además, desde el punto de vista estético a nadie le emocionaba demasiado tener que llevar algo así en la cara.
Consciente de que las gafas estaban todavía en una fase muy tempreana cuando empezaron las críticas, Google continuó desarrollándolas y las hizo llegar a la gente. Primero en una versión para desarrolladores en 2013, y luego para el público en general en mayo del año pasado. En enero de este año, no obstante, dejaron de venderlas y anunciaron que iban a empezar a pensarlas y construirlas de nuevo desde cero.
Después de tanto tiempo sería fácil creer que Google ha tirado la toalla con las gafas, pero está claro que Sergey Brin no tiene pensado dejar que su bebé muera. Lo que sí ha visto que es necesario es un cambio de marca, algo muy popular últimamente en la compañía. Glass ya no es Glass. Ahora es Project Aura.
Más wearables, más secretismo
Google parece moverse entre el secretismo y la difusión a bombo y platillo sin problema. Después de enseñarnos las gafas desde el principio, de hacer que estén en las caras de todo influencer del mundo de la tecnología y la moda que no sea de una compañía rival, parecería que las Google Glass no tienen secretos para nosotros. Y, sin embargo, esta semana supimos que llevaban ya todo el verano trabajando bajo otro nombre.
Claro que Project Aura no es Project Glass. Aura será (es) una división que se mantenga bajo el paraguas de Google sin pasar a Alphabet, y que se dedica a investigar y desarrollar wearables en general y no solo gafas. Estas, dice el Wall Street Journal, todavía tardarán por lo menos un año en volver a llegar al mercado. Del resto no se sabe nada.
La razón por la que todas las informaciones sobre Aura son tan limitadas y centradas en “posiblemente” y “puede que” es que Google no hizo ningún anuncio. Sabemos todo esto gracias a Business Insider, que detectó que en Linkedin algunos de los trabajadores de Glass se habían cambiado a Aura, y que muchos antiguos empleados del Lab126 de Amazon estaban ahora en Google, en una misteriosa división llamada “Project Aura” en la que se trabaja en “Google Glass y más allá”.
¿Veremos más wearables de Google antes de ver la versión definitiva de las gafas? De momento solo podemos especular. Quizá la compañía se lance con dispositivos menos ambiciosos (o ya acabados para no repetir los errores de Glass) el año que viene buscando fortalecer la marca Aura, de forma que cuando lleguen por fin las gafas hayamos olvidado todo lo ocurrido con Project Glass. Quizá no haya gafas hasta dentro de muchos más años. Quizá Google vuelva a decidir cambiar de nombre a Aura. Solo podemos esperar.
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