Los inversores lo ven muy claro: Samsung juega con Android y tiene casi la mitad de cuota de mercado de los smartphones. Apple tiene la otra casi mitad, pero iOS no es una opción. ¿Por qué Nokia se empeña en seguir el camino de Windows Phone? Hace ya más de dos años que se anunció y todavía no hay resultados visibles. ¿Cuánto más se va a alargar el experimento? ¿Cuándo va a admitir Stephen Elop que quizá sea mejor poner algunos huevos en la cesta de Android?
Después está la versión de Elop y los que todavía defienden que lo de Windows Phone es una buena estrategia: hace falta algo más de tiempo, Nokia ha invertido demasiado en esto como para pararlo ahora. Y pasarse a Android no es garantía de nada: el mercado está acaparado por Samsung. A otros fabricantes que han optado por el sistema operativo móvil de Google, como HTC, no les va efectivamente bien. Y Nokia no está en posición de poder permitirse un cambio de estrategia que pueda acabar mal.
Además, las cosas no están tan torcidas, piensa Stephen Elop. Los resultados siguen siendo desastrosos, pero hay pequeños rayos de esperanza que apuntan a que Windows Phone sí es el camino: las ventas de dispositivos Lumia han aumentado, Nokia ha conseguido que sus pérdidas disminuyan y las descargas de apps para Windows Phone 8 se han doblado, según Microsoft. ¿El problema? Todo esto está sucediendo muy despacio y Nokia no tiene tiempo que perder.
La otra cesta: los mercados emergentes
Pero decir que Nokia está únicamente centrado en Windows Phone no sería del todo exacto, especialmente tras la presentación esta semana del Asha 501: un híbrido entre móvil básico y smartphone que costará 99 dólares y que está diseñado con un objetivo en mente, el de ganarse a los mercados emergentes. El Asha 501 tiene otra característica: no usa Windows Phone. Es decir, Nokia todavía trabaja en otros sistemas operativos.
La razón por la que Nokia se ha salido de su estrategia en este caso, no obstante, quizá no tenga tanto que ver con el no querer poner todos los huevos en la misma cesta como con el hecho de que Windows Phone no está preparado para teléfonos low-cost. La plataforma móvil de Microsoft tiene unos requisitos mínimos de hardware que no son compatibles con un smartphone de 99 dólares. La pantalla, por ejemplo, tiene que tener una resolución mínima de 480 x 320 píxeles. El Asha 501 se queda en 320 x 240.
Y si Nokia ha cambiado de sistema operativo móvil en el Asha 501, ¿por qué no darle una oportunidad a Android?, se pregunta mucha gente. Al fin y al cabo, no significa tener que abandonar Windows Phone, sino darle una oportunidad a la plataforma móvil de Google a ver cómo funciona la combinación. Una vez más, el tiempo es el gran obstáculo. Stephen Elop tiene que ofrecer resultados ya. Y para eso su única oportunidad es que los Lumia (hay muchas esperanzas puestas en el recién anunciado 928) den por fin el salto. No queda tiempo para otra cosa.
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