¿Deberían las startups irse de vacaciones?
Las startups tienen una carga de trabajo muy alta que requiere muchas horas… ¿cómo gestionar las vacaciones?
A estas alturas todo el mundo sabe que irse de vacaciones no es una insensatez, ni algo que hacen las personas a las que no les gusta trabajar. Las vacaciones son necesarias por el simple hecho de que los seres humanos no son máquinas: el cansancio acumulado tras meses de trabajo y rutinas es tanto físico como psicológico, y nada como tomarse unos días libres para desconectar y dejar que el cerebro respire. El resultado es siempre positivo: un cuerpo descansado, ganas renovadas y, sobre todo, una perspectiva fresca sobre las cosas que ayuda a resolver problemas y a tomar mejores decisiones.
No obstante, aunque esto se tenga siempre claro, para startups y emprendedores la hora de la verdad es siempre algo más complicada. Una startup es una especie de bebé que necesita cuidado continuo, por lo que es muy fácil dejarse llevar, y trabajar sin parar, pensando que en un par de años, cuando todo esté más establecido, ya habrá tiempo para descansar. El problema llega sobre todo cuando se intenta imponer esta visión al resto del equipo: su implicación con la startup posiblemente sea alta, pero los riesgos de que vaya cayendo con el paso del tiempo y la acumulación del cansancio son bastante altos.
¿Qué hacer, entonces? ¿Cómo permitirse tener una startup y que la palabra vacaciones aparezca en tu vocabulario? La solución es la de siempre: un poco de flexibilidad, un poco de organización, y saber que los beneficios al final serán siempre mayores.
Los equipos de las startups suelen ser más bien pequeños, por lo que la falta de una persona durante unas semanas puede parecer el fin del mundo. No tiene por qué ser así: cada empleado debería aprovechar e irse de vacaciones cuando sea menos necesario. Todo el mundo tiene más o menos claras las épocas del año en las que está hasta arriba y las épocas del año en el que se lo puede tomar todo con más relax. Prepararse las semanas antes de irse es también importante: dejar adelantado todo lo que pueda adelantar, además de instruir a otros miembros del equipo acerca de las tareas que sí van a tener que hacerse sí o sí.
La importancia del empleado feliz
En la startup ideal, todo el equipo tiene el mismo nivel de implicación (muy alta), y suele ser así cuando hablamos de empresas muy pequeñitas en las casi se puede considerar a todos como co-fundadores. No obstante, si la startup ha empezado a crecer y se ha contratado a alguien, es clave que se sienta cómodo y contento para que su implicación y nivel de trabajo estén a la altura de los cofundadores. Cualquier empleado de una startup entiende que la carga de trabajo será alta y que posiblemente tenga que hacer muchas horas, pero nadie aguanta ese ritmo sin un descanso de vez en cuando o si se tiene la sensación de que no se valora su esfuerzo.
No siempre es posible escoger cuándo ir de vacaciones. Hay startups que tienen que trabajar más durante las Navidades, por ejemplo. Si por lo que sea el emprendedor tiene que pedir a sus empleados que trabaje hasta tarde en Nochebuena debe asegurarse de que ese esfuerzo extra es recompensado: bonus, regalos de Navidad y, desde luego, días libres para descansar. Y avisar con el mayor tiempo de antelación posible. Decirle a alguien esa mañana que debe quedarse hasta las 8 hará que se quede sí, pero también que trabaje peor.
Muchas veces, además, el miedo a bajar el ritmo y perder clientes o que el trabajo se retrase tiene como resultado una situación absurda: una oficina llena y teléfonos que no suenan, llamadas en las que nadie contesta al otro lado, emails que no se contestarán hasta pasados quince días. Cuando todo el país para, no tiene mucho sentido según qué negocio no aprovechar para parar también.
¿El resultado de todo esto? Cerebros frescos y descansados, un equipo contento con empleados que no pasarán su tiempo libre buscando ofertas de trabajo para irse a otro sitio, y mucha más productividad y creatividad. Irse de vacaciones da miedo, pero al volver siempre compensa.