Bueno, aunque probablemente con lo de cerebro en un bote os hayáis pensado algo digno de una película de Frankenstein, en realidad se trataba de fragmentos de tejido cerebral de un roedor en una probeta.
Estimulando vías neuronales del tejido del hipocampo consiguieron inducir recuerdos simples en el mismo, que se mantuvieron persistentes durante 10 segundos. ¿Cómo puñetas sabían que las “recordaba”? Podrías suponer que le pusieron unas ruedas a los cachos de cerebro para que se pasearan por un laberinto, pero en realidad lo que comprobaron es que se mantenía la actividad cerebral durante ese tiempo.
¿Y todo esto para qué? ¿Para que podamos terminar es un futuro distópico a lo Desafio Total? Pues a pesar de los remakes, no. El objetivo es descubrir como funciona la memoria a corto plazo y entender como afectan las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson a la memoria.
Aunque también puede ser que al hijo de algún científico se le haya muerto el hamster y estén planteando traspasar sus recuerdos a otro, en vez de usar alternativas más radicales como los cementerios indios o un suero a lo Reanimator. [Science Daily]
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