Dinasty Warriors 4

¿A quién no le suenan nombres como Sun Tzu y su mítico libro El arte de

la Guerra? Este sabio y estratega en realidad no era chino, sino que

pertenecía al reino de Wu, que años después se unió a otros más para

conformar lo que hoy llamamos China. El proceso de unión de esos reinos

fue brutal y lleno de cruentas guerras, y en Dinasty Warriors 4 nos

sumergiremos en ese ambiente caótico como excusa para repartir galletas

a diestro y siniestro.

DW4 es un clásico beat’em up, en el que

haremos el papel de un guerrero (o guerrera) con gran habilidad en su

arma, y que además deberá tomar decisiones tácticas para terminar con

cierto éxito cada una de las pantallas. Inicialmente tomaremos partido

por alguno de los reinos contendientes, con lo que el desarrollo de la

historia dependerá (aunque tampoco en exceso) de esa decisión.

La sabiduría del pequeño saltamontes Como buen beatem up,

la mayor parte de la diversión nos la proporcionará apalizar brutalmente

a cientos (sin exagerar) de enemigos en cada pantalla, que nos

aparecerán en oleadas, por lo que no deberíamos esperar un combate justo

en cuanto a números. En realidad, en cuanto se le coge un poco el

truquillo al juego, no supone ningún problema, pues es fácil mantener el

control de un combate con unos 10 o 15 enemigos al mismo tiempo. Esto

significa que en un buen día de caza, podremos haber derotado a 200 o

300, lo que se sumará a la experiencia recibida. Esta experiencia, junto

a la que recibimos por otros conceptos (como liquidar a enemigos más

importantes, o el tiempo que tardamos en pasar las fases), nos servirá

para avanzar en la habilidad con la que manejamos nuestra arma, o en las

características propias del personaje (puntos de vida, factor de ataque

y defensa, etcétera).

La verdad es que en realidad esto no

es muy diferente al planteamiento de los anteriores miembros de la saga

Dinasty Warriors, y esto se debe a que los que las hayan disfrutado,

básicamente se encontrarán con que se ha mejorado simplemente la

jugabilidad y los gráficos. Los modelos de los decorados y personajes

son estupendos, y los efectos de magias y los combates en general ayudan

a que nos metamos aún más en la frenética acción que protagoniza el

juego. La banda sonora de rock duro también acompaña maravillosamente,

por lo que la diversión está servida especialmente a los aficionados a

este género.

En resumen: un excelente arcade beat’em up, con

miles de enemigos a los que hacer morder el polvo, y además un pequeño

componente de táctica en el campo de batalla, todo ello hecho con estilo

y un muy buen nivel técnico.

Julio Canto