Duel Masters

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Conocido clon de Magic a la japonesa, Duel Masters es también un divertido juego para disfrutarlo en nuestras PS2.

Magic es un juego de cartas en el que se usa la estrategia para derrotar al enemigo a base de criaturas, hechizos y, sobre todo, inteligencia. Con bastantes años en las tiendas y con un éxito bastante grande entre la población joven (mayormente), resultaba inevitable que salieran clones. Duel Masters es una de esas copias inspiradas en?, con un mecanismo de juego bastante parecido (a grandes rasgos) y el mismo requerimiento para ganar que mezcla la inteligencia, poseer una buena baraja, y el conocimiento en profundidad de las distintas cartas de los distintos reinos.

Atari ha aprovechado el tirón de Duel Masters, dado por el propio juego en sí y por su expansión gracias a, entre otras cosas, la serie de dibujos de televisión, para publicar un juego de estrategia que emula muy bien el mecanismo del juego. A diferencia de otros títulos que se han visto con anterioridad (véase Magic Battlegrounds), consigue reproducir muy bien el mecanismo de un duelo de este tipo, e incluye además un modo nuevo en tiempo real para los que deseen experimentar.

Técnicamente el juego está bastante logrado durante el desarrollo de los duelos: la interfaz es muy cómoda e intuitiva, y las criaturas que irán apareciendo están relativamente bien modeladas. Cuando hagamos uso de ellas y si lo deseamos, aparecerán pequeños vídeos con sus ataques y muertes, aunque estos aparecen de forma un poco torpe en pantalla completa (debido a la lectura del soporte), y probablemente habría sido mejor idea mostrar estas pequeñas animaciones en ventanas sobre el propio escenario de juego. Los vídeos que nos van llevando a través del argumento no están pre-renderizados y resultan quizá un poco primitivos, aunque cumplen bien su función.

El sonido es bueno, con todo tipo de explosiones y berridos y gruñidos de las criaturas, y las voces están bien traducidas a nuestro idioma. La música es adecuada, pero puede resultar muy repetitiva a corto plazo, por lo que es probable que se termine desactivando rápidamente por el jugador.

La jugabilidad es excelente: permite torneos arcade (uno contra uno, utilizando barajas predeterminadas o fabricando una a medida), un modo historia en el que iremos llevando a distintos personajes con a su vez distintos dominios de reinos, y otro multijugador. El control de las partidas es sencillo y el diseño del entorno facilita que se tome el control de la situación en muy poco tiempo.

En resumidas cuentas, un juego entretenido, con bastantes horas de diversión para ofrecer, y que explota un fenómeno que mezcla bien la estrategia con pequeños toques de espectáculo gráfico.

Julio Canto