La pícara sonrisa y los chispeantes ojos de Curtis ya solo podremos vivirlas en el legado cinematográfico que nos deja.
Pero no quiso marcharse de este mundo sin llevarse algunos objetos personales muy queridos para él. En la lista de lo que se introdujo en su féretro encontramos un sombrero Stetson, una bufanda Armani, guantes de conducir, un ejemplar de su novela favorita “Anthony Adverse”, en la que se inspiró para su nombre artístico (su nombre real era Bernard Schwartz).
No deja de ser curioso que algunos regresen a ancestrales costumbres de practicar enterramientos en lo que se acompaña al difunto con objetos importantes para él en vida, también llama la atención que algunos coloquen en esa categoría a un “simple móvil” (para muchos una herramienta imprescindible en su actividad diaria) pero también es digno de reseñar que este objeto de tecnología punta fuera tan preciado para alguien de avanzada edad (murió con 85 años) en un momento en que los dispositivos electrónicos casi parecen vedados a nuestros mayores.
En cualquier caso, descanse en paz el gran Tony Curtis y ya podéis poner un ejemplo si algún día (dentro de muuuuuucho tiempo) queréis ser enterrados con vuestro iPhone. ─Antonio Rentero [MSNBC]
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