El ‘boom’ de las Spin-offs

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Primero fue Silicon Valley en Estados Unidos; ahora las Empresas de Base Tecnológica comienzan a florecer también en nuestro país.

El sector tecnológico tiene su propio laboratorio de pruebas, un caldo de cultivo ideal y necesario para la creación a través de la experimentación y la innovación, alejado de las urgencias del mercado de masas. Aunque fuera del ámbito estrictamente científico o académico pocos conocen qué significa la palabra Spin-off, muchos son los que se benefician de su papel activo en el desarrollo del mundo empresarial y de la sociedad en general.

Según Wikipedia, Spin-off es un término anglosajón que se refiere a un proyecto nacido como extensión de otro anterior, sin embargo, desde el ‘boom’ industrial de Silicon Valley (California, EEUU), en el que fueron vitales las universidades de Stanford y Berkeley, tiene una acepción íntimamente ligada a la innovación científica y tecnológica que se impulsa desde las facultades.

De esta forma, a las llamadas Spin-offs se las conoce también como Empresas de Base Tecnológica (EBT), las cuales comienzan a tener una implantación importante tanto en nuestro país como en el resto de países de la Unión Europea, a pesar del retraso evidente con Estados Unidos, donde auténticos gigantes de la tecnología como Google o HP, han nacido a través de este proceso.

Aquí en España, las estadísticas de crecimiento de este sector empresarial no pueden ser más rotundas; según los últimos datos facilitados la semana pasada por el Ministerio de Educación y Ciencia, el número de Spin-offs creadas ha aumentado un 62% en un año y desde la Administración ya se están impulsando nuevos planes que pasan por establecer nuevas medidas de apoyo fiscal a la contratación de jóvenes investigadores y extender el marco de las “spin-off” a todos los Organismos Públicos de Investigación (OPIs) a través de la actualización de la Ley de la Ciencia. Sin embargo, a pesar del buen momento por el que pasa el sector y del anuncio de medidas por parte de la Administración, el auténtico motor de crecimiento de estas empresas no es otro que los programas que desde las facultades españolas se están impulsando. ( Sigue… )

Las universidades politécnicas españolas hace ya varios años que han comenzado a desarrollar importantes iniciativas de apoyo a empresas y proyectos tecnológicos, como es el caso de Innova en la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), IDEAS en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) o el programa de creación de empresas de base tecnológica de la Universidad Politécnica de Madrid.Para Mireia de la Rubia, directora técnica del programa Innova de la UPC, el crecimiento de las Spin-offs es fruto del trabajo y el esfuerzo que la universidades llevan haciendo durante años:”Además del desarrollo económico de los últimos años, y de que se trate de proyectos de rápido crecimiento, la dedicación de las universidades durante muchos años para conseguir el cambio hacia a la cultura del riesgo, la innovación y la emprendeduría, es lo que está provocando que el mercado esté madurando y que ahora empecemos a recoger los frutos de nuestro trabajo”.Por su parte, el responsable del Área de Creación de Empresas de la Universidad Politécnica de Madrid, Arístides Senra, cree que el éxito se debe también a la creatividad existente en el ambiente universitario.”Las universidades son hervideros de ideas. La creación de empresas como instrumento de explotación de ideas está empezando a dejar de ser un coto exclusivo de los Estados Unidos y en España se encuentran cada vez más casos de éxito de gente que consigue consolidar y hacer crecer sus proyectos empresariales”, cuenta Senra.Ahora que este tipo de proyectos comienzan a florecer al haber encontrado en una institución como la universidad su hoja de ruta particular, hace falta un mayor interés por parte de todos, en especial de la inversión privada y la Administración, para que los resultados sean perceptibles a los ojos de la sociedad y fundamentales para contribuir a su avance.Mireia de la Rubia cree a este respecto que la creación del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación, así como las medidas que pretende impulsar el Ejecutivo, pueden suponer un paso adelante, aunque hay que hacer todavía más para cumplir las exigencias que está marcando la Unión Europea.“Es cierto que se están tomando algunas medidas y se muestra cierta voluntad, pero si realmente se quiere llegar a las previsiones de Lisboa y a los niveles que tiene que alcanzar España en temas de I+D, hace falta un poco más de esfuerzo por parte de la Administración Pública”, asegura de la Rubia.

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