A diferencia de otras tablets y ultraportátiles, que con la excusa de que son muy finos aseguran que deben soldar y pegar los componentes, la Samsung Galaxy Note 10.1 muestra que es posible conseguir que sea modular.
Es más, incluso es más fina y ligera, con un ínfimo espesor de 8,9 mm y peso de 600 gramos, con una tablet que aún así además cuenta con microSD, puerto de infrarrojos y hasta stylus integrado.
Los tornillos son estándar y casi todos los componentes se pueden quitar sin interferir con el resto. Además el cristal y la pantalla LCD puede separarse, por lo que si se te cae repararlo es más sencillo y barato.
¿Puede mejorarse? Por supuesto, ya que la batería sigue sin ser desmontable y desafortunadamente ha caído también en el lado oscuro de los puertos propietarios… malditos legados tableteros…
Pero aún así es grato saber que al menos algunas tablets no se hacen con mala uva para que luego no puedas cambiarle ni repararle cosas por tu cuenta, ni te obliguen a tirar cosas que no están rotas porque estén integradas con módulos que se hayan estropeado. [iFixit]
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