Un destructor industrial es algo que todos deberíamos probar alguna vez.
Desde fuera, me refiero, evidentemente.
Una maquinaria con un poder de destrucción que rivaliza con nuestros más disparatados sueños y que produce una melodía sólo comparable a una hibridación apocalíptica de post punk y música industrial que ríete tú de Trent Reznor, Pantera y sus pesadillas de una mala digestión.
Es como un bebe hambriento… se come lo que le eches. Zapatos, botes de pintura, un sofá… sí, amigos, un sofá enterito. Si no sabías qué hacer con tus muebles viejos cuando renuevas el salón ya sabes, uno de estos destructores industriales y tendrás una bonita bolsa de serrín. ─[Boing Boing]
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