En los últimos meses Montenegro ha visto como se ha multiplicado el número de solicitudes para disponer de un dominio propio del país (.me). La razón principal responde a las i mplicaciones personalistas de esta palabra en inglés y otros idiomas.
En un momento en el que los medios sociales, las plataformas 2.0 y la customización van ganando importancia, el dominio supone un gancho para muchas empresas interesadas por crear webs específicas, promociones concretas o espacios de orientación hacia el cliente. Ese ha sido el caso de algunos fabricantes, como Microsoft o Samsung.
Montenegro obtuvo su codificación .me en 2006, tras su separación de Serbia. Desde entonces más de 320.000 dominios con esta terminación han sido inscritos.
Esta moda se une a las acontecidas con otras extensiones nacionales. La pequeña isla del Pacífico Tuvalu se sorprendió cuando observó que un gran número de firmas del sector audiovisual querían registrar una página en su territorio, a causa de su terminación .tv. Algo parecido le ha ocurrido a Andorra (.ad), pretendida por diversas empresas publicitarias (ad es anuncio en inglés). Por su parte, en Tonga, también han tenido cierto éxito con un extensión .to, sobre todo en el mundo anglosajón.
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