Alexey Karetnikov, el último implicado en la trama de espionaje ruso en suelo estadounidense, tenía relaciones más que profundas con la principal compañía de software del mundo. Karetnikov trabajaba desde hace nueve meses en Microsoft, donde era tester de software.
La agencia de noticias oficial rusa RIA Novosti así lo indicaba en uno de sus teletipos sobre la expulsión de Karetnikov de Estados Unidos, citando a una cadena local de Seattle, y así lo confirmó a la prensa estadounidense un portavoz de Redmond. Karetnikov vivía en la periferia de Seattle y trabajaba en Microsoft.
El peso del espía en la compañía era más que limitado. Según FT, Karetnikov no era más que un empleado junior, que únicamente testeaba líneas de código, aunque según las estimaciones del mismo diario podría haberse infiltrado en la compañía para descubrir las principales vulnerabilidades de Windows y de otros programas estrella de Microsoft.
Entrar en Microsoft era prácticamente una obsesión para el supuesto espía -aunque no fue expulsado de EEUU acusado de espionaje sino de violar las leyes de inmigración- que ya había intentando una posición en la empresa en 2008, según MarketWatch.
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