Todo empezó con lo que todo el mundo esperaba: hace unos meses, Facebook anunciaba que saldría a bolsa y que la escogida había sido Nasdaq. Hasta ahí ninguna sorpresa, se trata al fin y al cabo de la bolsa de valores más importante de Estados Unidos. En Nasdaq se frotaban las manos al ver confirmado que la OPI tecnológica más esperada de los últimos años era suya. Solo había que esperar hasta el 18 de mayo.
Pero entonces esa fatídica mañana llegó y las cosas no fueron bien: la OPI estuvo protagonizada por problemas técnicos que hicieron que, por un lado, tuviese lugar media hora después de lo previsto, y por otro, las ejecuciones y órdenes de transacciones de títulos de Facebook sufriesen retrasos de más de dos horas cuando normalmente tienen lugar en espacio de milisegundos. ¿Resultado? Confusión entre los inversores, que en muchos casos llegaron a comprar el doble de las acciones que querían al no recibir confirmación y hacerlo de nuevo, y muchas pérdidas con la bajada de precio que han ido sufriendo las acciones de Facebook día a día.
Las críticas y denuncias contra Nasdaq no tardaron en llegar, y la bolsa de valores decidió compensar a sus clientes. Esta semana, su CEO, Robert Greifeld, se disculpaba por los problemas técnicos y aununciaba el plan de Nasdaq para paliar las consecuencias: una indemnización de 40 millones de dólares, divididos en efectivo y promociones de precios. Problema resuelto.
Por supuesto, no fue así, y el plan de compensación de Nasdaq tan solo logró agudizar la ira de sus clientes y despertar la de las bolsas rivales. Los clientes, que según cálculos de Knight Capital Group habrían perdido en total 200 millones de dólares, se indignaron al ver que Nasdaq quería despachar el problema con una cantidad claramente insuficiente.
Las bolsas rivales, mientras tanto, se lanzaron contra Nasdaq por competencia desleal. Desde Direct Edge, por ejemplo, la cuarta bolsa de valores estadounidense en términos de actividad, aseguraron que el plan parecía “ilegal” y que era “un atento sin vergüenza de convertir un gran evento de erosión de la confianza de los inversores en una ventaja competitiva”.
¿Cómo afecta todo esto a Facebook?
Mientras tanto, las acciones de Facebook continúan cayendo y los inversores se preguntan hasta dónde pueden bajar. Esta semana el precio por título anduvo entre los 26 y los 27 dólares, una caída muy significativa (de alrededor del 30%) con respecto al precio de salida de 38 dólares. Pero, ¿hay que relacionar esta continua tendencia a la baja con los problemas de Nasdaq? No en su totalidad, pero sí es cierto que los fallos técnicos y las pérdidas que han sufrido los primeros accionistas no han hecho mucho por fortalecer la confianza de los inversores.
Eso sí, desde Facebook no deberían culpar a Nasdaq de todo. A partir de ahora todo depende de su actuación, de si empiezan a traducir mejor usuarios en dinero y de sus resultados financieros. Ni siquiera hay acuerdo entre los analistas acerca del futuro de las acciones de Facebook en bolsa. Unos auguran que se caerá hasta los 10 dólares por título. Otros creen que se recuperarán superando los 40 dólares. Los próximos meses prometen ser interesantes.
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