El cacho en cuestión era una bola de titanio de más de 5 kg que atravesó el techo de su casa mientras se había ido un momento a por leña. Provenía del satélite Meridian que explotó el viernes en pleno vuelo poco después de su lanzamiento usando un Soyuz-2.
El satélite iba destinado a las comunicaciones civiles y militares, expandiendo las comunicaciones por satélite de esa zona de Rusia, pero un falló en el Soyuz-2 provocó una explosión que esparció trozos del satélite por la zona.
Por suerte para Andrei, no sólo pudo escapar de recibir su regalo directamente, sino que además las autoridades han asegurado que pagarán todos los desperfectos que su casa ha sufrido.
Claro está, que aplicando teorías conspiratorias seguro que no era un trozo de satélite sino un balón reglamentario alienígena que se le escapó a un extraterrestre chutando emocionado. Seguro que Íker Jiménez lo corrobora. [NDTV]
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