El misterioso caso de la desfiguración de Microsoft Francia

SeguridadVirus

Durante el pasado fin de semana, la página experts.microsoft.fr, perteneciente a Microsoft Francia, fue desfigurada por un grupo turco llamado TiTHacK.

Durante varias horas, se pudo leer un mensaje que evidenciaba que había ocurrido algún tipo de intrusión en el servidor. Tras muchas acusaciones y teorías, Zone-h se puso en contacto con el autor de la “gamberrada”.

Durante buena parte del fin de semana, cualquier usuario que accediese a experts.microsoft.fr, página servida por Internet Information Server (IIS) 6.0 bajo Windows 2003, podía leer lo siguiente:

HACKED! Hi Master (: Your System 0wNed By Turkish Hackers! redLine & rudeb0y & Ejder & The_Bekir & SaCReDSeeR & ASH owNed you! next target: microsoft.com TiTHacK.CoM & SavSaK.CoM

Donde una serie de apodos, al parecer turcos, se jactaban de su hazaña y amenazaban, en claro gesto de fanfarronería, con ir contra la dirección principal de la compañía microsoft.com como próximo objetivo. El autor de los hechos reportó el problema a Zone-h, el repositorio de “defacements” más usado en Internet. En él documentó la intrusión como “genérica”, sin dar detalles de cómo lo había conseguido. Ese mismo día el mismo grupo había conseguido desfigurar muchas otras páginas que, como la de Microsoft, también eran servidas por IIS.

En ese momento se barajaron muchas posibilidades. Los más escandalosos apuntaron a la posibilidad de que existiese un nuevo “0 day” o vulnerabilidad no documentada en IIS que estuviese siendo aprovechada en masa. Los analistas más moderados pensaron en seguida en alguna especie de despiste en la configuración que hubiese permitido la intrusión. Otros, más radicales, pretendían reafirmar sus posiciones ante el software de Microsoft argumentando que si la propia compañía no era capaz de asegurar correctamente sus servidores, quién podría. Microsoft, por su parte, achacó el problema en primera instancia al proveedor de hosting.

Pero todos se equivocaban. Zone-h contactó con el propio autor y descubrió el misterio. En realidad, ese subdominio de Microsoft estaba usando “DotNetNuke”, un script .net que, este sí (o al menos alguno de sus módulos), sufría una vulnerabilidad no documentada. El atacante descubrió que la versión que ejecutaba el servidor de Microsoft era vulnerable, y desde ahí, consiguió modificar la página con los permisos con los que se ejecutaba el script.

Por tanto, quedaron decepcionados los que, en medios genéricos, exageraban el asunto con atractivos titulares. En realidad, según parece, nadie había “hackeado” a Microsoft como compañía, ni se habían introducido en sus redes, ni habían conseguido información confidencial. El ataque se “limitaba” a la modificación de la página por defecto en un subdominio a través de script ajeno a Microsoft, pero para entonces el daño a la imagen de la empresa ya estaba hecho.

Las conclusiones que se pueden extraer de este incidente son varias, al margen de que le haya ocurrido a un gigante como Microsoft. Los “defacements” o desfiguraciones suponen un grave problema para la imagen de la empresa, cuyos clientes pueden perder la confianza en ella al sentir que no son capaces de proteger sus propios sistemas. La paradoja es que, en muchas ocasiones, una desfiguración de la página de una empresa, siendo el mayor daño que se le pueda causar en cuestión de imagen, queda fuera de sus competencias. Son comunes las empresas que han delegado la administración de sus servidores a terceros, y al estar alojados en sistemas que no controlan directamente, poco pueden hacer al respecto excepto exigir y asumir responsabilidades. También existen casos en los que los servidores comprometidos son los DNS, y se redirige a los visitantes a páginas distintas que den la impresión de “defacement”, pero que no tiene por qué significar que una página original haya sido atacada.

Lo curioso es que sin embargo, ataques internos o más silenciosos que pueden haber robado activos de información importantes para la organización pero han dejado intacta su página web, quedan por siempre enterrados por las compañías, que no suelen airear incidentes que de verdad le han podido provocar un daño serio. Estos verdaderos problemas, al no manifestarse en forma de “graffitis” virtuales expuestos a todo el mundo, a menudo quedan silenciados detrás de las puertas de los despachos, pero no por ello son menos frecuentes.

Es necesario valorar la relativa gravedad de este tipo de incidentes. Se podría llegar a tachar de más insegura a una empresa cuya sede ha sido pintarrajeada en el exterior, que a cualquier otra en la que, quién sabe, es posible que se estén llevando la información importante discretamente por la puerta de atrás.

Otra conclusión interesante se basa en las políticas de uso de software. En este caso concreto, el culpable ha sido una instalación desafortunada de software, probablemente no autorizado y poco revisado. Todas las empresas deben llevar un estricto control sobre el software instalado en sus sistemas, que debe ser autorizado, probado y aprobado por los responsables en cada caso. Sólo a través de una política de seguridad adecuada esto puede llevarse a cabo sin incidentes, sean visibles o no.

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