Efectivamente el coste del terminal para el usuario final sería gratuito ya que la empresa pretendía recuperar el coste del teléfono con publicidad embebida dentro de el uso de la red desde estos dispositivos.
El sueño no acababa ahí ya que se pretendía que al adquirir el terminal el usuario no tuviera que firmar ningún contrato y eso en nuestro país sería toda una odisea. La cosa se torció al echar cuentas.
EL teléfono costaría en torno a 700 dólares, unos 525 euros. Un coste inadmisible para después regalar el producto. Así que la cosa quedó ahí. [Bussines Insider]
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