Se ha escrito mucho sobre todo lo que ha ido haciendo mal Microsoft en el mercado móvil, pero los de Redmond no tiran la toalla. Tras varios meses de preparación, esta semana sacaron a la luz todas sus cartas, los elementos con los que esta vez esperan hacerlo bien. Por un lado, el esperadísimo Windows Phone 8, que supone un paso tan grande que ninguno de los dispositivos móviles que tienen en la actualidad la versión anterior de la plataforma podrá actualizarse. Por otro lado, la rumoreada sorpresa: Microsoft se lanza al mundo de los tablets con Surface.
Este último paso es el que más desconfianzas ha despertado entre analistas y expertos. No tanto porque no se crea que Surface es un tablet digno de competir contra el iPad, algo que ya se verá cuando el dispositivo salga al mercado, sino porque no está claro qué es lo que persigue Microsoft al introducirse en el mundo del hardware. Y, sobre todo, no se sabe cómo reaccionarán sus partners.
Y es que, si bien Surface servirá de escaparate puro para Windows Phone 8, no va a ser el único tablet en el mercado con la nueva versión de la plataforma móvil. La firma ya ha anunciado que fabricantes como HP y Dell están preparando sus propios tablets con WP8, por lo que Microsoft competirá directamente con algunos de sus aliados. Y aquí llega la pregunta, ¿quiere Redmond seguir el modelo de Google o el de Apple?
Los dos modelos: ampliar o cerrarse
Por un lado, la estrategia de Microsoft parece estar de momento dirigida a hacer de Windows Phone el nuevo Android: da licencias a otras firmas para que utilicen la plataforma móvil en sus dispositivos, buscando también de paso atraer a los desarrolladores a crear apps para llenar una tienda poco poblada en comparación con la de sus rivales. Expandir Windows Phone por cuantos más dispositivos móviles sea posible parece el plan perfecto para atraer a usuarios. Si a Android le funcionó, ¿por qué no a ellos?
No obstante, existe otra posibilidad en el aire que podría acabar siendo la realidad de Microsoft si Surface y WP8 tienen éxito: ir hacia una estrategia más cerrada como la de Apple con sus dispositivos móviles. Si Microsoft nota que esos partners-rivales con sus propios tablets con WP8 suponen más un problema que una fuente de ingresos, podría optar por dejar de dar licencias para su plataforma móvil y ser ellos los únicos que fabriquen tablets Windows. Esta situación, no obstante, parece poco probable por la simple razón de que Microsoft no es Apple.
¿Cuál será el futuro de Microsoft en el mundo móvil? Al margen del modelo que finalmente siga, ¿logrará convertirse en un jugador a la altura de Google y Apple o seguirá siendo el que lo intenta sin ganarse el favor de los usuarios? En unos meses se irá viendo la respuesta.
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