De la crisis del periodismo se habla desde que nació Internet y la gente empezó a acostumbrarse a leer las noticias de forma instantánea y gratuita. La parte buena era que no había competencia nueva: los medios de comunicación, ahora en sus versiones online, seguían siendo el lugar al que ir a informarse. Pero los años pasaron, llegaron las redes sociales, y las cosas cambiaron. Ahora son las plataformas online de las grandes tecnológicas las que quieren ser nuestros periódicos.
La idea es en general la misma: ofrecer un lugar dentro de la plataforma en la que los usuarios puedan leer las noticias más relevantes y que más les interesan. Es lo que quiere Apple con su nueva app News, recién anunciada, la idea de Facebook con sus Instant Articles, el objetivo de Snapchat y el del Project Lightning de Twitter, entre otros. La diferencia principal, que divide a las compañías en dos grupos, es la de la forma de selección de las noticias que se muestran al usuario: a través de un algoritmo o de editores humanos.
En las últimas semanas se ha escrito mucho sobre cómo la edición humana empieza a volver a ganar muchos adeptos tras años dominados por algoritmos exactos pero sin emociones. Compañías como Apple, Twitter, Snapchat, Linkedin (para Pulse), YouTube o Instagram han empezado a contratar a periodistas que sean los encargados de seleccionar las noticias relevantes y, para casos de eventos que se van contando casi en tiempo real, verificar fuentes e informaciones.
Incorporar a editores humanos para filtrar noticias, no obstante, tiene también sus riesgos, como apuntan en Fortune: están más expuestos a ser criticados por sus decisiones, por no mostrar determinadas noticias y en cambio sí otras. Los que confían en algoritmos, por su parte, pueden siempre decir que ellos no tuvieron nada que ver.
Por qué Facebook y Google continúan con algoritmos
Ahora que devolver el toque humano a la tecnología parece que está tan de moda, llama también la atención que dos de las mayores compañías de Internet, Google y Facebook, continúen confiando en algoritmos. ¿La razón? La edición humana sería en ambos casos imposible ante una cantidad de datos inabarcable.
En el caso de Google se entiende bien: ¿cómo poner a humanos a escoger qué resultados se muestran a los usuarios? Es fácil ver todos los inconvenientes. El caso de Facebook es distinto, pero la conclusión es la misma: las noticias que mostrarán a los usuarios no son infinitas, pero el nivel de personalización que busca la red social sí imposibilita la curación humana.
Al final, el objetivo de todos, humanos y algoritmos, es el mismo: conseguir ser el lugar en el que los usuarios se informen y, por lo tanto, pasen más tiempo. Retener a los usuarios en la plataforma es la clave y obsesión de todas las compañías de Internet, algo que pueden vender a sus anunciantes, haciendo que la publicidad sea algo más cara. ¿Quién ganará? ¿Seremos controlados por humanos o por algoritmos? En un par de años lo sabremos.
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