El Centro Escandinavo de Diseño nos ha mojado la oreja. Parece mentira que tengan que venir desde tan lejos a revolucionar algo que creíamos tan nuestro como la tradicional bota de vino. El Baggy Winecoat lo puedes llevar como un bolso normal y corriente, sin despertar sospechas sobre su delicioso contenido, quizá solo los más perspicaces te pregunten por ese pequeño grifo del extremo inferior. Tú sonreirás en silencio mientras jugueteas con las copas de vino que guardas en la chaqueta.
Una merienda campestre, un picnic improvisado pero con estilo o un día en el barco de un amigo (siempre sale más barato que tener tu propia embarcación) pueden cambiar gracias a esta renovación del habitual transporte vinícola personal, cambiando en esta ocasión la piel por el polyester, la silicona y el metal. Por supuesto admite cualquier otro tipo de líquido, pero de hombre a hombre, si ya me cuesta verte con este bolso al hombro y no explicarte un par de cosas, como encima le metas dentro algo que no sea vino, los dos bofetones educativos te los llevas. — Antonio Rentero [Scandinavian Design Center]
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