Todos los controles que en cualquier automóvil llevaríamos repartidos por todo el salpicadero caben en el volante.
Bueno, todos no porque un Fórmula 1 no lleva aire acondicionado o reproductor de música, por ejemplo. A cambio incluye controles de tracción aceleración, programación del ordenador, activador de sistema de recuperación de energía en las frenadas, equilibrio de frenos, mezcla de combustible… todo en el volante y manejándolo mientras te paseas a un par de cientos de kilómetros por hora.
Y toda esa tecnología tiene un precio, unos cuantos miles de euros, y una configuración que cada escudería personaliza de manera que no hay dos volantes iguales. Algunos pilotos han llegado a quejarse de que a las velocidades que desarrollan se ven obligados a “tocar el piano” con los controles y que el potencial peligro para cometer un error o tener un despiste que termine en accidente es elevado. Y con esos precios, como para cargarte el volante. ─Antonio Rentero [Jalopnik]
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